El 10 de junio de 1886, el volcán Tarawera en Nueva Zelanda, entró en erupción. Fruto de aquel suceso, (que causó más de un centenar de muertos y destruyó tres pequeñas ciudades) fue la completa desaparición de las llamadas Terrazas Rosas y Blancas, una espectacular formación que estaba considerada la octava maravilla del mundo natural.
Situada a orillas del lago Rotomahana, se trataba de una espectacular formación rocosa con forma de terrazas escalonadas, que se creó por la acción de las aguas termales. Los maoríes llamaban a este lugar Otukapuarangi y, hasta el momento de la fatal erupción, fue la mayor atracción para los viajeros que visitaban el país austral.
Pero la erupción volcánica alteró por completo aquel paisaje. Ahora, gracias a los antiguos diarios de un geólogo llamado Ferdinand von Hochstetter, un equipo de investigadores han logrado descubrir el lugar exacto en el que se encontraban las legendarias terrazas. Durante mucho tiempo se pensó que podían no haber sido destruidas, y que podían conservarse intactas bajo toneladas de lodo y agua en el fondo del lago.
Lamentablemente, las pruebas realizadas con sonar revelan que no es así, aunque los investigadores esperan poder encontrar restos de aquel maravilloso paisaje que sirvan para intentar reconstruirlo.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López
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