A pesar de llevar su casa a cuestas, no les basta. Los caracoles regresan a su territorio si les sacas de su «zona de confort»
Aunque se muevan lento, no tienen ningún impedimento en buscar la tierra donde se criaron. El profesor de la Exeter University, Dave Hodgson, trabajó con 52 especímenes de un mismo jardín para demostrarlo.
Pero, ¿cómo consiguió hacerlo? Primero los separó en 4 grupos, uno por cada esquina de donde había tomado los gasterópodos, y los pintó de colores fluorescentes para ver cómo se comportaban en la noche.
Dividió el jardín en cuatro partes y situó a los ejemplares en medio, de tal manera que podría ver en las siguientes horas hacia dónde se dirigía cada grupo. Los caracoles recorren una distancia de 1 metro por hora, por lo que en una sola noche podrían ver resultados importantes de sus movimientos.
Según avanzaban las horas, el profesor Hodgson descubrió que cada grupo se puso como meta llegar a cada esquina de donde había sido encontrado, y a pesar de algún despistado, la mayoría volvió a su territorio: “Ahora esto necesita un poco de análisis, pero en lo que a mí respecta, es una evidencia bastante espectacular de cómo trabaja el instinto de rastreo del caracol dentro del jardín y es mucho mejor de lo que habría esperado en un principio”.
No es la primera vez que Hodgson llevaba a cabo este experimento. En 2013, ya hizo un primer estudio con una muestra mayor de 450 caracoles, y es que este molusco gasterópodo es una amenaza para las mascotas: “No solo comen basura, sino que también pueden transportar parásitos que pueden llegar matar a perros”. También llegaron a la conclusión, en su momento, que los caracoles usan el 40% de su energía produciendo baba, por lo que: “si tienen oportunidad de continuar el rastro de otro caracol, también se moverán así”. Esto explicaría por qué algunos de ellos se dejaron llevar por otros, a pesar de no formar parte de la esquina que les correspondía en el jardín.
Alberto Pascual García