La leyenda cuenta que a Jonás se lo tragó una ballena. Pero fue por accidente. Como bien es sabido, los dientes de la ballena actúan como un tamiz que filtra toneladas de agua para poder ingerir el krill que hay en ella. Y parece ser que Jonás se le coló de alguna manera.
Pero no siempre fue así. Porque un nuevo estudio realizado por especialistas de la Monash University, en Australia, ha revelado que las antepasadas de los actuales cetáceos fueron criaturas carnívoras y hábiles depredadoras.
Los investigadores han utilizado tecnologías 3D para reconstruir como eran los dientes de las primitivas ballenas a partir de las piezas fósiles que se conservan. Y lo que han descubierto es que estos animales tenían unos dientes tan afilados como los de los leones.
Tal y como explican los autores del estudio, los animales que se alimentan por tamiz tienen unos dientes romos, mientras que los carnívoros poseen piezas dentales muy afiladas. Eso demuestra que, en el pasado, las ballenas fueron carnívoras y que su actual forma de alimentación fue un mecanismo adaptativo que se produjo a partir del momento en el que estos animales perdieron aquel tipo de dentadura.
Vicente Fernández López