Efectivamente, lo frecuente es que los meteorólogos nos ofrezcan los litros de lluvia por metro cuadrado, pero no de nieve. La razón es que la cantidad de agua líquida caída es más fácil de medir que la de agua congelada.
La cantidad de nieve se mide en los nivómetros, donde se acumula la nieve que ha caído y se deja fundir para saber los litros que se han recogido en un día.
Pero si nieva constantemente, hay que esperar a que se interrumpa la precipitación y se funda toda la que haya caído, porque muchas veces la temperatura ambiente impide que comience el derretimiento. Por eso no nos dan el dato inmediatamente.
También se puede medir con radares, como la lluvia, pero la diferencia de forma y densidad de los copos “confunde” al aparato.
Enviada por Mariló Laoliva, Villanueva de la Serena (Badajoz)
Redacción QUO