Decir que los árboles tienen latidos cómo nosotros sería bastante arriesgado. Pero un estudio realizado por investigadores de la la Universidad de Aarhus, en los Países Bajos, revela que podrían tener algo parecido a un pulso, aunque es imperceptible para nosotros.

Los investigadores escanearon veintidós árboles durante la noche, en condiciones de ausencia de viento, con el objetivo de ver si sus copas cambiaban de forma. Y observaron que sus ramas oscilaban un centímetro tanto hacia arriba como hacia abajo. Pero, ¿a qué se debía este fenómeno?

La respuesta exacta sigue siendo un misterio, aunque los autores del estudio tienen su teoría: creen que los árboles bombean agua desde las raíces hasta las copas. Para lograrlo, los autores sugieren que los troncos se encogen durante la noche, y esa presión puede hacer que el líquido ascienda a través de una columna de células muertas llamada xilema.

Fuente: NewScientist.

Vicente Fernández López