Los animales, incluido el ser humano, son capaces de distinguir los colores debido a unas proteínas que se encuentran en los ojos. Las proteínas son constructoras de células que desempeñan distintos tipos de funciones. Si estas proteínas no se encuentran o desempeñan su función incorrectamente, las capacidades del animal se pueden ver disminuidas.
El científico Jay Neitz de la Universidad de Washington fue quien, pese a que todos los especialistas en visión le aseguraron que era imposible, llevó a cabo un estudio para darle a una pareja de monos ardilla, Sam y Dalton, la capacidad de distinguir el rojo y el verde.
Neitz le sumó a los monos una proteína que le dijera a las células cómo podían detectar estos colores. Al pasar 20 semanas de esta terapia genética, los monos ya eran capaces de detectar los colores rojo y verde. Y su cerebro, de algún modo, también estaba preparado para decodificar esta nueva información.
Neitz asegura que aún es muy pronto para saber si este tipo de terapia podría funcionar para devolver la vista en color a quienes sólo vean grises o, más aún, para devolver la visión a personas ciegas. Pero el estudio tiene mucho futuro, de eso no cabe duda.
Redacción QUO