Conservar los bosques existentes es más efectivo para mitigar el cambio climático que plantar árboles, según el grupo de expertos que defiende la proforestación

Los árboles son una parte indispensable del equilibrio del planeta por muchos motivos. A través de la fotosíntesis, sus hojas absorben dióxido de carbono y agua, y utilizan la energía solar para producir y liberar oxígeno. Se calcula que un árbol de gran tamaño puede suministrar en un día oxígeno para cuatro personas, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

En la actualidad, los árboles se presentan como una de las soluciones para mitigar el cambio climático por su capacidad para absorber el dióxido de carbono (CO2) causante del calentamiento global. En España, por ejemplo, los árboles absorben el 20% de las emisiones anuales de CO2.

Sin embargo, las políticas existentes se enfocan más en la reforestación que en la posibilidad de permitir el crecimiento y desarrollo natural de los bosques que ya existen. Esta es una distinción importante. Según un grupo de expertos forestales, debería ser al revés. Esta práctica la han denominado ‘proforestación’. Su investigación forma parte del área temática Bosques Intactos en la plataforma Frontiers.

Los bosques antiguos y su importancia para el clima

Los árboles de más edad son más eficaces en la extracción de carbono que los más jóvenes. Esto se debe a que, a medida que crecen, los árboles utilizan el carbono de la atmósfera para construir sus tejidos. En general, un árbol de 100 cm de diámetro tiene tres veces más biomasa que un árbol con la mitad de diámetro, según reveló un estudio publicado en la revista Nature.

Esta afirmación no quiere decir que los árboles de menor diámetro o los bosques más jóvenes no tengan valor para mitigar el cambio climático, todo suma. Pero mantener los bosques más viejos es mucho más eficaz. Un árbol de 40 años que se conserve veinte años más captará más dióxido de carbono que un árbol recién plantado que llegue a los veinte años.

Si se detuviera la deforestación y los bosques secundarios siguieran creciendo en todo el mundo, podrían absorber 120.000 millones de toneladas métricas de CO2 para el año 2100. Esto corresponde a 12 años de emisiones mundiales de combustibles fósiles, según presentó una investigación publicada en la revista Global Change Biology.

Proforestación frente a reforestación y captura de carbono

Según los investigadores, la reforestación (repoblar zonas deforestadas), se lleva a cabo con monocultivos (una sola clase de árbol) que absorben menos CO2 y más lentamente que los bosques con diferentes especies de árboles. La forestación (cambio de uso del suelo agrícola o urbano para que crezcan bosques) puede ser útil, pero los bosques recién plantados necesitan hasta un siglo para absorber cantidades importantes del CO2.

Otra solución propuesta desde determinados círculos políticos y económicos es la ‘Bioenergía con captura y almacenamiento de carbono’ (BECCS, por sus siglas en inglés). Esta estrategia consiste en utilizar distintas tecnologías para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera. La más común es capturar el CO2 cuando se quema madera para la producción de energía o la calefacción. El dióxido de carbono recogido se inyecta después en el suelo para eliminarlo de la atmósfera.

Los investigadores destacan que tiene poco sentido plantar árboles masivamente para que absorban CO2 y después quemarlos y tener que capturar el CO2 de nuevo. Esta estrategia necesita grandes cantidades de terreno (del tamaño de Australia según sus cálculos), y todavía no hay evidencias de viabilidad a gran escala.

Qué es la biomasa de los bosques

Los troncos de árboles caídos tienen múltiples funciones ecológicas. Forman materia orgánica para que crezcan más árboles o almacenan humedad que refresca el bosque y lo mantiene en caso de sequía. Además, los troncos viejos pueden retener su carbono durante cientos de años en las regiones templadas, según los investigadores. Por otro lado, los organismos descomponedores, como bacterias, hongos o invertebrados, facilitan la transferencia de carbono del material en descomposición al suelo.

En cambio, con la deforestación el CO2 acumulado en los árboles talados o quemados se libera a la atmósfera. Además, los investigadores advierten que las perturbaciones en la composición física, química y microbiana del suelo impiden retener el carbono.

La proforestación es la solución que los autores del estudio esperan que guíe las políticas climáticas, y se empiece a tener en cuenta la importancia de los bosques adultos en los diferentes ecosistemas.

REFERENCIAS

Intact Forests in the United States: Proforestation Mitigates Climate Change and Serves the Greatest Good 

Rate of tree carbon accumulation increases continuously with tree size 

Net Zero and Beyond. What Role for Bioenergy with Carbon Capture and Storage?