El alarmante número de muertes de abejas en todo el planeta nos ha obligado a estudiar con mayor detenimiento el papel que juegan en nuestra vida. Y se muestran como una pieza esencial en los ecosistemas que nos proporcionan nuestros alimentos básicos, e incluso algunos medicamentos. Tras esa apariencia diminuta se esconde un prodigio de eficiencia y productividad.
A simple vista, las abejas nos aportan miel y cera. Pero su forma de vida la convierte en un elemento esencial para la supervivencia de otros animales y de una ingente cantidad de plantas. Su actividad ha ayudado a conformar nuestra forma de vida y el colapso de las colonias amenaza con deteriorarla mucho más de lo que podríamos imaginar.
Dos pares de alas constituyen el medio de transporte de las abejas de la miel. Cuando vuelan, las menores se encajan en una especie de ranura que tienen las mayores, y se anclan a ella con una especie de ganchos diminutos. De esta forma se crea una única estructura de mayor superficie, que sustenta mejor al insecto.
La voraz avispa asiática (Vespa velutina nigritorax) ha llegado a España y, según los expertos, para quedarse. Mide 30 mm –unas tres veces más que la abeja de la miel–, y es muy agresiva. Ataca a las abejas cuando llegan a la colmena cargadas de polen, las decapita con sus poderosas mandíbulas y se las come. En 2004, algún barco la trajo a Francia, y de ahí pasó al País Vasco.
España es el país con más colmenas de Europa, y se ha propuesto, junto a Francia, como sede para un laboratorio de referencia sobre la salud de estos insectos.
El sistema de navegación de las abejas ha sido uno de los enigmas más interesantes para la ciencia, y para la industria deseosa de inspirarse en sus estrategias. Este ejemplar está siendo marcado para seguir sus movimientos durante un período de tiempo
La contaminación está acabando con las fragancias primaverales. En el s. XIX, las flores olían más que ahora. Las sustancias aromáticas en aquel entonces viajaban desde la flor por el aire hasta llegar a nuestra nariz, y hasta la de las abejas, más de un kilómetro. Hoy, no recorren ni unos escasos 300 metros. Así es más difícil que los polinizadores las localicen y realicen su labor. Lo han averiguado científicos estadounidenses de la Universidad de Virginia con un programa matemático.
Las colonias de abejas de la miel están formadas por miles de individuos. Cuando su número se hace insostenible, varios cientos de ellas se independizan junto a una reina vieja para fundar una nueva colonia. La formación separatista se denomina enjambre y suele «acampar» en la rama de un árbol hasta encontrar un asentamiento apropiado.
La boca de las abejas es una estructura multiuso: alberga la lengua con la que succiona el polen de las flores, pero además la utiliza para extraer suciedad de las celdas de la colmena, para elaborar la cera y para defenderse de sus enemigos.
Las celdas de las colmenas están construidas con cera. La reina deposita en ellas los huevos, y las larvas son alimentadas por las obreras. Las distintas castas de las abejas de la miel tienen períodos de desarrollo diferentes dentro de las celdas: las reinas 16 días, las obreras 21, y los zanganos 23 dias.