Polinizadoras por excelencia, alquimistas que transforman el néctar en miel, arquitectas, genios espaciales y boticarias aladas. Así describe la artista Rose-Lynn Fisher a las abejas melíferas, una especie a la que se ha acercado (y mucho) con una mezcla de reverencia e instinto conservador.

En su obra Bee ha recorrido al milímetro la fisonomía de estos insectos, cuyos detalles más íntimos nos ofrece en blanco y negro. Para obtenerlos, cubre con una capa de 200 átomos de oro el cuerpo sin vida de una abeja y la expone a un microscopio electrónico. El juego de orientación, magnificación, contraste y enfoque descubre un rostro fascinante más allá del zumbido.

Tres preguntas a la autora

¿Por qué empezó a fotografiarlas?
Respeto y admiro a las abejas: todo lo que hacen contribuye a perpetuar y enriquecer la vida. Muchas civilizaciones se han servido de ellas y las han reverenciado a lo largo de la historia. Un tercio de todo lo que comemos depende de la polinización. Y ahora, con el síndrome de despoblamiento de colmenas, la toxicidad de los pesticidas, la pérdida de hábitat, etc. por fin nos estamos dando cuenta de qeu experimentan una crisis, de cuáles son sus necesidades y de hasta qué punto precisameos de ellas. La comunidad internacional está apostando por su supervivencia. A nivel personal, este proyecto comenzó la primera vez que observéi al microscopio que las lentes hexagonales de sus ojos coincidían con la estructura del panal. Este hecho aumentó mi fascinación por las abejas melíferas y me inspiró para reflexionar sobre la relación entre visión y acción desde un punto de vista más simbólico.

¿Cada una tiene sus rasgos propios?
Sí. Cuando las miras de cerca, puedes ver que cada abeja tiene unos rasgos y una cara diferentes. En comparación con los de las obreras, los ojos y las alas de los zánganos son más grandes y potentes, para perseguir a la reina y poder aparearse con ella.

¿Cuál es el objetivo de este trabajo?
Este proyecto ha tenido una gran influencia en mi forma de percibir la vida que me rodea, porque me he dado cuenta de que la complejidad y precisión de lo que veo en las abejas no es más que un pequeño indicio de todo lo que existe en la naturaleza. Me reafirma en el lugar que ocupo en el mundo, al tiempo que me desafía a comprenderlo y a ejercer mi responsabilidad de contribuir a su protección. Mi gran esperanza es que estas imágenes contribuyan a despertar una mayor curiosidad, cariño y cuidado por las abejas melífereas y que transmitan mi admiración por ellas.

Se podría decir que los insectos fotografiados por Fisher son una auténtica joya natural.

Polen en antena.

Antena.

Antena.

Aguijón.

Prensa de polen.

Un libro con alas
La obra de Rose-Lynn Fisher contiene 60 imágenes, y puede conseguirse por internet en www.papress.com.