Cuando Jordi Ferrés escuchó por teléfono que un gato, llamado Hugo, es capaz de abrir la puerta del frigorífico y dormir sobre el aparato de aire acondicionado que está casi pegado al techo, pensó: “Hugo merece una visita, quiero conocerle”. Jordi es educador de gatos. Aprendió su trabajo rodeándose de leopardos y linces en una ONG ubicada en Londres que se llama The Cat Survival Trust. “Hugo te lo cuenta todo con la mirada, desea comunicarse. Él siempre te pedirá que le trates como a un igual”, explica Jordi gesticulando con las manos. Para educar bien a un gato, para que viva con su propietario gozando de equilibrio emocional, jamás se le debe castigar ni lanzarle objetos o encerrarle. “Al gato no se le educa, vas guiándole en el proceso de aquello que quieres que realice”, dice este educador que también ha pasado cinco meses en The Tsitsikamma Wolf Sanctuary, un centro de acogida localizado en Sudáfrica donde Jordi cuidó a seis lobos siberianos cachorros confiscados por la policía.

“Cuando un gato muerde y araña, da información. En ese tipo de situaciones, los trato con sutileza. Soy consciente de que ejerzo influencia sobre ellos”, dice Jordi mientras Hugo le mira con los ojos algo apagados por el sueño, como si hubiera pasado toda la noche escuchando jazz en un sótano en compañía de los Aristogatos. Prueba de su buen hacer da testimonio María Camarero.

Su gata Nora fue recogida de una protectora. Pasaba tiempo sola en casa y mostraba ansiedad cuando comía pienso. “Entonces llamé a Jordi; quería resolver el problema. Justo en ese momento apareció el pequeño Teo en escena. Conocimos a una señora que lo daba en adopción, y mi pareja y yo decidimos quedárnoslo”, dice María Camarero. Jordi se encargó con éxito de hacer las presentaciones entre Nora y Teo. “Cuando me levanto por la mañana, tengo la cama llena de ratitas de peluche. Jordi nos ha enseñado que nuestros gatos deben ser tratados por igual, para garantizar la buena convivencia. También resolvió el problema de la ansiedad de Nora con la comida”, señala María.

¿Realmente se puede educar a un felino? Esta pregunta se la vienen realizando los científicos en los últimos años, y se han producido hallazgos interesantes. Un equipo dirigido por el norteamericano Carlos A. Driscoll, del Instituto Nacional del Cáncer en Maryland, ha realizado un estudio durante seis años mediante el análisis del ADN de mil gatos domésticos y salvajes de todo el mundo. Y han descubierto que una subespecie de gato salvaje, Felis silvestris lybica, originaria de Oriente Próximo, es la madre de los 600 millones de gatos domésticos que viven en el mundo. Gracias al rastro genético y a las evidencias arqueológicas de felinos enterrados hace 9.500 años, Driscoll y su equipo concluyen que los gatos se domesticaron a sí mismos por una cuestión de conveniencia. Bajaron de las montañas siguiendo el rastro de los ratones hasta que los encontraron en los graneros. El descubrimiento se convirtió en un festín tolerado por los agricultores del Neolítico. Ahí empezó la relación entre humanos y gatos. Gracias a ellos, los roedores dejaron de comerse los cereales cultivados en la zona que abarca Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes e Israel. Como el impulso de la domesticación nació del propio gato, el hombre jamás ha podido doblegar su voluntad, de ahí su carácter independiente. “El gato hace un esfuerzo por adaptarse al ecosistema que le damos en casa. Que se haya domesticado no significa que sea otro electrodoméstico”, comenta Jaume Fatjó, Director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud en la Universitat Autònoma de Barcelona.

Mejor que te adaptes tú

Hoy la etología desarrolla el concepto de enriquecimiento ambiental. Esto significa que la distribución interior de una casa debe adaptarse al felino. Por ejemplo, un aspecto interesante consiste en que el gato pueda subir a las mesas, escalar a los armarios. Se le proporciona de forma doméstica lo que haría en plena naturaleza, donde subiría a los árboles, controlaría su territorio y divisaría a sus presas. Otra forma de enriquecimiento sería la de alimentar su instinto cazador. “El gato doméstico necesitar creer que caza para sentirse adaptado. ¿Cómo resolveremos esta cuestión en casa? Pues muy fácil. Tomamos un poquito de comida, se la enseñamos a nuestro gato y luego la escondemos. Repetimos la operación durante varios días, pero cada vez dándole menos pistas. Le encantará descubrir su comida”, dice Jaume Fatjó.

Para Jordi Ferrés, el gato siempre manda, “es uno de los grandes secretos que esconden”. Se caracterizan por su inteligencia: sus cerebros albergan 300 millones de neuronas, y la naturaleza les ha capacitado para expresar sutilezas vocales afectivas cuando intentan comunicarse con las personas.

Los perros y los gatos disfrutan de popularidad en España, donde el 71% de los propietarios revela que se comunica regularmente con sus mascotas y que entiende lo que quieren decir. Es más, para el 31% de los españoles se llega a establecer un vínculo emocional tan estrecho con el animal de compañía que lo anteponen incluso a sus amigos, según el II Análisis Científico de la Fundación Affinity sobre el Vínculo entre Personas y Animales de Compañía.

“Las experiencias adquiridas durante la segunda y la octava semana de vida definirán el carácter del gato. Si se ha relacionado bien con las personas y con otros gatos, será una mascota sociable”, dice Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity. El gato es el rey de internet y se comporta como un tigre en miniatura. Del gato nos atrae su lado salvaje porque ahí reside nuestra esencia indomable.

7 claves para educar a un gato

1. Si le riñes, solo conseguirás que tu gato se ofenda y se aleje de ti.

2. Déjale salir al balcón o a la terraza. Al aire libre, el gato se oxigena mentalmente.

3. Juega con él 30 minutos diarios como mínimo. El ejercicio físico es una actividad básica en su vida.

4. Cuando un gato se encuentra sano, agradece pequeños premios como snacks y golosinas.

5. Hay que darles libertad total para que puedan explorar la casa.

6. Algo básico: que dispongan de un rascador para arañarlo.

7. Mejor dos gatos que uno, siempre que exista una adaptación previa.

Hugo

A este gato le encanta cazar su desayuno por las mañanas.

Hugo y Jordi

Después de las respectivas presentaciones, gato y educador entablaron una relación cordial.

Casi de goma

Antes de saltar, Hugo mira y calcula la distancia. Utiliza la cola de contrapeso y es capaz de girar sobre sí mismo en el aire gracias a la flexibilidad de su espina dorsal.

Dentadura de cazador

Cualquier gato común europeo tiene un total de 30 piezas dentales. Utiliza los caninos para penetrar a sus presas hasta que consigue matarlas. Luego las desgarra.

Juguetón todo el día

Los gatos juguetones mantienen un peso más equilibrado, reducen el nivel de estrés y estrechan vínculos afectivos con su dueño. La frase “la curiosidad mató al gato” se empezó a utilizar en el siglo XVI y es de origen inglés.

Atleta formidable

Hugo posee unas patas traseras potentes que le permiten hacer saltos espectaculares con un esfuerzo mínimo.