Tras un mes de investigación por los mares del este de Australia, el navío científico Investigator ha desembarcado en Brisbane con toda una plétora de las más extrañas criaturas. Todas ellas adaptadas al océano abisal, oscuro, gélido, parco en alimento y sometido a una presión demoledora. Para sobrevivir, la evolución ha debido echar mano de estrategias que nuestro entorno ni imagina. Como producir tu propia iluminación a base de luminiscencia, dejarte flotar en las aguas para gastar menos energía o pasar la vida agazapado hasta que una presa se te cruce por delante.
En esta ocasión, un equipo internacional, bajo la dirección científica de Tim O’Hara, ha escudriñado siete reservas marinas a la caza de nuevos especímenes. El objetivo es conocer mejor los ecosistemas a unos 4.000 m de profundidad. Para ello han contado con un sónar de alta tecnología que ha realizado un mapeo del lecho marino. La recogida de muestras de tejido se ha realizado con un complejo equipamiento que se tardaba siete horas en sumergir y recoger en las zonas más profundas.
Aquí te presentamos una pequeña representación de las criaturas encontradas. A partir de su análisis, los expertos intentarán ahora averiguar algo más sobre cómo se distribuyen las cadenas tróficas en las zonas abisales y qué relaciones se establecen entre sus poblaciones. Hasta entonces, podemos conformarnos con contemplarlos.
© Rob Zugaro
El pez más más feo del mundo
Ese título es el que le concedió una votación popular en 2013 a un pariente cercano de este pez burbuja.
Vive emboscado esperando una presa a la que atacar.
© Rob Zugaro
Estos pequeños crustáceos son carnívoros y se alimentan de cualquier pieza que les pase por delante. Como los cadáveres de las ballenas que caen a las profundidades.
© Rob Zugaro.
Este pequeño tiburón luminiscente se ha ganado el apodo de «cortagalletas», por el tamaño de los pedazos de carne que arranca a sus presas: delfines, ballenas, grandes peces… o bañistas.
Vive a unos 1.000 m de profundidad y es la primera vez que se lo ha encontrado en aguas de Australia.
© Rob Zugaro.
Aunque en realidad, eso no son orejas, sino las aletas que va sacudiendo para desplazarse.
© Rob Zugaro
Utiliza una especie de caña que le sale de la cabeza para atraer a sus presas y, para asustar aún más inflan su cuerpo con agua. Aunque se sabe a qué familia pertenece, creen que se trata de una nueva especie.
© Rob Zugaro
Su cuerpo blando se hincha con el agua mientras nada, pero, al sacarlo a tierra, queda aplastado por completo.
© Rob Zugaro
Tan abundante como misteriosa
Esta estrella de la especie Amphiophiura bullata, habita prácticamente todas las latitudes del planeta. Sin embargo, apenas conocemos su forma de vida y comportamiento.
© Rob Zugaro
Sus espinas están dobladas, como las fibras del velcro. Con ellas fija a sus presas, mientras las va digiriendo poco a poco.
© Asher Flatt
Aunque en la naturaleza existe un gusano pene, este que ves es el gusano cacahuete. Al parecer, cuando se asusta, retrae la cabeza y entonces sí se parece más al fruto seco.
© Rob Zugaro
Las profundidades oceánicas pueden resultar muy hostiles. Mejor ir con las defensas siempre preparadas, como este cangrejo.
© Rob Zugaro
Eso parece esta criatura, del grupo de las anémonas y las medusas. Es un tipo de coral blando, ya que no posee exoesqueleto.
© Rob Zugaro
Aunque tiene boca, ni rastro de ojos. Este tipo de pez ya se conocía desde qeu lo descubriera hace 140 años la primera expedcición oceanográfica que dio la vuelta al mundo: el HMS Challenger.
© Rob Zugaro