Esto no es un cuento, ni un musical de éxito, es el relato de la vida de los últimos leones del mundo, narrada por un naturalista que lleva 15 años viviendo entre leones sin ninguna barrera de protección

El relato de Jorge Alesanco no es para menores, es el ciclo de la vida. Los reyes se comen a las crías lactantes de otros machos; las hembras se doblegan una y otra vez al ataque salvaje de los conquistadores, y al final, como anunciamos en el título, el rey león derrocado, solo, famélico y rugiendo a la noche, muere.

A continuación, el relato que ha hecho a QUO.es Jorge Alesanco, el hombre invisible a los leones, los últimos reyes de la sabana:

Reserva de Masai Mara, en la frontera entre Kenia y Tanzania.

Aquí la naturaleza es como hace 50.000 años. Cuando llegué, a este lado del río Mara había asentada una manada de leonas. Pero pronto llegaron cuatro hembras adultas con cuatro cachorras jóvenes expulsadas de otro asentamiento. Si hay demasiadas hembras para sostener la manada de un modo saludable, las leonas más viejas echan a las jóvenes sin piedad. Las jóvenes tienen que buscar un territorio vacío o entrar en una lucha territorial con otras. Estas hembras con sus cuatro cachorritos llegaron aquí y echaron a las otras. A las que se marcharon las llamo La manada del río…

«Hace siete años que convivo con La manada de las princesas»

Las aves son presas naturales del león. En una temporada excepcional en la sabana de máxima escasez de presas, esta madre leona se vio forzada a especializarse en la cacería de cigüeñas blancas migratorias.

Las aves son presas naturales del león. En una temporada excepcional en la sabana de máxima escasez de presas, esta madre leona se vio forzada a especializarse en la cacería de cigüeñas blancas migratorias.

Estuve cerca de dos años siguiéndolas con mi coche, una linterna, y una cámara go pro. Entonces ocurrió algo inesperado. Una noche pinché una rueda y tuve que bajarme. Las leonas estaban a mi lado. Ese día, por primera vez supe que no iban a hacerme daño. Las aves son presas naturales del león. En una temporada excepcional en la sabana de máxima escasez de presas, esta madre leona se vio forzada a especializarse en la cacería de cigüeñas blancas migratorias.

«Me convertí en un ser invisible para los leones»

 La mayor muestra de su confianza me la dieron el primer día en que se quedaron dormidas a mi lado. Si esto ocurre con un animal salvaje está mostrado que no tiene miedo y que no va a agredirte. Es la máxima muestra de que confían plenamente en ti.

Sus ojos son un prodigio para cazar de noche

Los leones tienen un cerebro óptico privilegiado, usan su vista para cazar. El oído y el olfato es solo para sus relaciones interespecíficas. El león tiene unos ojos tan extraordinarios que pueden ver con el máximo sol del día y con la mínima luz durante la noche. He observado que el león es capaz, dentro de un grupo de ungulados, o cebras, de elegir a la presa que quiere cazar, con el cielo encapotado, sin luz de luna ni de estrellas. En la más absoluta oscuridad es capaz de elegir a quien atacar”

«Las Princesas de Masai Mara ya tienen 12 años»

la foto, dos hermanos subadultos durante sus juegos habituales de lucha y persecución.

Las hienas son las principales enemigas.

 A una de las cachorras que llegaron la mató un león conquistador. Así que quedaron tres adultas y tres cachorritas. Ahora las ancianas tienen alrededor de 12 años. Pero aún parecen jóvenes. Las hembras viven más que los machos. Si están en un lugar como Masai Mara pueden llegar a los 18 años en libertad. La leona de la foto fue víctima de terribles mordiscos de hiena y perdió su presa en la batalla. Bastan un par de hienas para robar la presa a un hembra de león si está sola.

Su corazón de guerrero les hace abandonar la manada y buscar su territorio

la foto, dos hermanos subadultos durante sus juegos habituales de lucha y persecución.

Dos hermanos leones subadultos durante sus juegos habituales de lucha y persecución.

Pocos leones llegan a reyes, sólo dos de cada diez lo consiguen. En Masai Mara, las manadas tiene entre dos y cinco reyes. El número depende de la cantidad de comida que haya en un territorio. Aquí hay abundancia. Las presas están disponibles a lo largo de todo el año. Todo el mundo piensa que el león macho es vago y vive a costa de las leonas. Pero no es cierto, es el macho el que tiene la vida más dura. Los machos de león cuando son jóvenes tienen que buscar su propio reino. No les echan, es su corazón de guerrero el que le hace dejar la manada. A veces se van con un hermano a vivir aventuras de jóvenes, donde ellos mismos son los cazadores. El león es igual de invisible que la leona y es más fuerte, más rápido y mejor cazando que la hembra. En sus años de nomadeo a veces encuentran a otro solitario y hacen coalición para ser más fuertes y conquistar un nuevo reino, un territorio de reyes más viejos. Y no tendrán piedad hasta someterlos y desterrarlos.

 «La conquista de un reino es la conquista de las hembras»

Esto evita la consaguineidad y por eso matan a los lactantes cuando conquistan un nuevo territorio. Someten a los viejos reyes, los destierran, y matan a sus crías. He visto cómo esto ocurre una y otra vez. Y el león sufre cuando lo hace. He visto un león al lado de un cachorro durante días sin matarlo. Manteniéndolo al lado. Tardó dos días y dos noches hasta que lo hizo. No tienen más remedio que matar a los que en el futuro pueden arrebatarles el reinado.

«Las hembras acaban rechazando a sus crías»

Al principio las hembras protegen a los cachorros que no pueden escapar. Pero llega un momento en que el sometimiento a los nuevos reyes es tan fuerte que dejan de aceptar que sus hijos compartan sus presas. Ya no son aceptados por la manda. Para poder entrar en celo de nuevo, tiene que rechazar a sus propios hijos a los que amamantan. Terminan muriendo porque no saben cazar y no tiene donde ir. He visto cachorros solos, mirando a las estrellas una y otra noche, hasta que morían.

«El celo de las leonas no está regulado por las estaciones»

Entran en celo por lo menos una vez al mes. Cuando ocurre, copulan hasta 80 veces al día. No comen, no cazan, acaban extenuados… Las copulas son concatenadas, todos copulan con todas a la vez. Hasta que un día la leona rechaza la cópula, porque se ha quedado preñada. En estos momentos cuatro de las hembras de la manada de Las Princesas han sido fértiles. Hay una vieja que no ha parido nunca y se enfrentaba a mí para proteger a cachorros de otras, para sentirse útil. Las otras leonas llegaron a defenderme de ella.

«Las hembras por regla general paren solas»

Hay dos tipos de leonas, las que se van solas y no se juntan con la manada, porque prefiere sacar a los cachorros sola, por sí misma, y cuando ya tienen cuatro meses vuelven a la manada. Otras paren y crían a los cachorros en compañía de las otras. Los cachorros nacen a la vez, en comunidad y dan de mamar indistintamente a sus propios cachorros y a los de las otras.

«Siempre el líder es el más noble, el que da equilibrio a la manada. Según baja el escalafón son más injustos, menos sabios, más cobardes»

Un de los reyes de esta manada es uno de los derrotados de la última conquista. Este león cuando le echaron encontró una coalición de tres machos sin territorio, se unió a ellos y les trajo de nuevo a este reino. Reconquistaron de su mano el territorio, y le dejan estar aquí. Es el último en la jerarquía, el sometido.  Hay una jerarquía clara entre los machos. Siempre el líder es el más noble, el que da equilibrio a la manada. Según baja el escalafón son más injustos, menos sabios, más cobardes.

«Estos son los últimos leones del mundo»

Les llamo los últimos leones del mundo porque están en absoluta extinción. Quedan 20.000 leones en este momento. Es un número muy bajo. En los años 80 había 100.000.  He visto uno de mis leones muerto, destrozado de la paliza que le habían dado, y prácticamente le vi morir. No deberían morir nunca un guerrero así. Lo hace solo. El que un día fue rey de la manada muere, alejado de los suyos, famélico y rugiendo a la luna. Hasta el último instante conserva la silueta de un animal poderoso”.

El relato de Jorge Alesanco está contenido en la serie documental de nueve capítulos, El Rey de la sabana, producida por Story Producciones en colaboración con TVE.