Se trata del primer análisis a gran escala de las causas de la muerte de árboles en el Amazonas

La capacidad de la selva amazónica para absorber carbono (un 5% de las emisiones globales) en un entorno como el actual, está determinada en última instancia por la rapidez con la que mueren los árboles. Y porqué. Un reciente estudio, publicado en Nature, ha descubierto qué factores controlan las tasas de mortalidad de los árboles en la selva amazónica y permite explicar por qué la mortalidad de los árboles está aumentando en toda la cuenca del Amazonas.

El estudio, que involucró un análisis de más de 100 científicos de todo el mundo, señala que la tasa de crecimiento promedio de las especies de árboles es el principal factor de riesgo para los árboles del Amazonas, ya que los árboles de crecimiento más rápido mueren a una edad más temprana. Estos hallazgos tienen importantes consecuencias para nuestra comprensión del futuro de esta región porque el cambio climático tiende a seleccionar especies de crecimiento rápido. Si las selvas seleccionadas por el cambio climático tienen más probabilidades de morir más jóvenes, también almacenarán menos carbono.

Se trata del primer análisis a gran escala de las causas de la muerte de árboles en el Amazonas y utiliza registros a largo plazo recopilados por la red internacional RAINFOR, un registro a largo plazo del ecosistema amazónico.

Los resultados muestran que las tasas de crecimiento a nivel de especie son un factor de riesgo clave para la mortalidad de los árboles.

«Comprender los principales motivos por los que mueren los árboles – señala  Adriane Esquivel-Muelbert, líder del estudio, en un comunicado – nos permite predecir y planificar mejor las tendencias futuras. Pero este es un desafío enorme, ya que hay más de 15.000 especies diferentes de árboles en el Amazonas. Nuestros resultados muestran que hay una tendencia a que las especies de crecimiento más rápido mueran más, lo que significa que tienen vidas más cortas y absorben menos carbono”.

En total, se siguieron más de 124.000 árboles vivos y se registraron y analizaron 18.000 árboles muertos.