La miniaturización es una tendencia entre los insectos. Y no solo ellos. Hay caracoles del tamaño de un grano de arena y crustáceos invisibles a nuestros ojos

Cada vez hay más estudios que muestran una tendencia bastante extendida a la miniaturización, en algunos casos, hasta llegar a tamaños extremadamente pequeños.

Musarañas (Soricomorpha: Soricidae), Colibríes (Apodiformes: Trochilidae) y diversos grupos de insectos y de arácnidos están reduciendo su tamaño hasta hacerse casi invisibles al ojo humano.

Este fenómeno se aprecia especialmente en regiones tropicales, donde hay más diversificación entre las especies.

La explicación básica es que, ante una necesidad de recursos en un espacio cada vez más limitado, miniaturizarse es un buen recurso evolutivo. Al hacerse más pequeños pueden acceder a nuevas fuentes de alimentos, sobrevivir en otros nichos no explorados, y, sobre todo,  necesitan menos alimento y es más difícil ser depredado si eres muy muy pequeño.
Entre los artrópodos, la miniaturización es  una de las tendencias evolutivas más significativas.

La  Tantulacus dieteri es la especie de artrópodo más pequeña del mundo, con tan solo 85 micrómetros (0,085 milímetros), mucho más pequeño que algunos seres unicelulares.
En otras especies tambié es posible ser sorprendentemente pequeño.

Los camaleones más pequeños conocidos viven en Madagascar y miden 3 cm. Pero el de la foto es una cría de la subespecie de Yemen (Chamæleo calyptratus). Solo mide 5 cm, pero puede crecer hasta los 20.

Los geckos (Gekkonidæ) son unos reptiles peculiares por su diminuto tamaño y porque al interactuar emiten un ruido chirriante que se asemeja a un tosco cántico. Por esta razón, antiguamente se les atribuían poderes mágicos.

Y este es el aspecto que tienen en el mundo real. Te presentamos a la auténtica musaraña de América del Norte (Scalopus aquaticus), una criatura que solo mide 12 cm, y que tiene los ojos tapados por el pelaje corporal.

Caracoles del tamaño de un grano de arena. Con menos de 2 milímetros de largo, el clavo de las cavernas de Tennessee, o Antrorbis tennesseensis, pasa sus días sobre o debajo de rocas en los confines de solo dos cuevas, generalmente en arroyos que no son demasiado fangosos o limosos. La especie también fue posiblemente identificada en una tercera cueva.

Pese a su buena dentadura, no hay que temer al Meroles anchietæ. Este reptil del desierto de Namibia está muy adaptado a territorios áridos, y se alimenta de arbustos y semillas.

El tití pigmeo (Cebuella pygmæa) es el primate más diminuto de América del Sur. Su talla media ronda los 14 cm. Pero ante la amenaza de un depredador, suple su escaso tamaño con la fuerza del número, y se defiende atacando en bandadas a sus enemigos.

La culebra de collar amarillo (Diadophis punctatus) no resulta muy aterradora con sus apenas 20 cm de longitud. Al no ser venenosa, su método de defensa es espantar a sus rivales mediante el asco, vomitando el maloliente contenido de su estómago.

La salamanquesa (Tarentola mauritanica) come insectos muy grandes para su tamaño (mide 86 mm). Para atraparlos, se acerca lentamente hasta unos centímetros de distancia.

Con sus escasos 50 mm, la rana de ojos rojos (Agalychnis callidryas) sería presa fácil de cualquier depredador. Para librarse de ellos utiliza su mirada, ya que sus ojos de color sanguinolento aterrorizan a otras criaturas.

La araña saltadora destaca por sus imponentes ojos centrales y por su tremenda agilidad. Aunque mide unos 15 mm, puede saltar una distancia cincuenta veces su tamaño.

Las crías de tortuga marina pesan una media de 40 g, mientras que algunos ejemplares adultos pueden superar los 500 kilos. Aunque de cada mil ejemplares que nacen, solo un puñado alcanza la madurez.

Aquí tenemos al auténtico “pequeño saltamontes”. Las crías de este insecto son casi idénticas a los adultos, salvo por su diminuto tamaño. Aunque cuando abandonan su etapa de ninfas para convertirse en adultos pueden alcanzar un tamaño de varios centímetros.