Así como las personas con movilidad reducida necesitan una ciudad sin barreras, las mariposas necesitan caminos sin obstáculos para prosperar. Un estudio de CREAF propone abrir caminos para las mariposas entre zonas verdes de Barcelona.

(Foto superior: blanquita de la col (Pieris rapae), observada en el parque de la Trinidad de Barcelona. Autor: Jordi Sánchez)

La población actual de mariposas de Barcelona es homogénea y está empobrecida, como ocurre en la mayor parte de las grandes ciudades, pero hay margen de mejora. La propuesta de un estudio de CREAF es conectar parques y zonas verdes, lo que producirá un aumento en el número y diversidad de especies.

Tener parques y jardines bien conectados, cercanos entre ellos en 1 km a la redonda y con poca densidad de edificaciones en medio, aumenta la diversidad de mariposas en la ciudad y el número de individuos de las especies más escasas.

El estudio se ha realizado en la ciudad de Barcelona como laboratorio y demuestra que las zonas verdes que cumplen estas características tienen muchas más especies de mariposas, incluidas las que tienen menor capacidad para dispersarse.

Área de estudio que incluye el área urbana de Barcelona, el sector adyacente del Parque Natural de Collserola y las poblaciones vecinas. En verde, el Parque Natural; en naranja los 24 jardines urbanos estudiados con sus números de identificación (véase el recurso en línea 3). En amarillo, los tres jardines descartados

Área de estudio que incluye el área urbana de Barcelona, el sector adyacente del Parque Natural de Collserola y las poblaciones vecinas. En verde, el Parque Natural; en naranja los 24 jardines urbanos estudiados. En amarillo, los tres jardines descartados

El estudio se ha publicado en la revista Landscape Ecology y está liderado por las investigadoras Clàudia Pla-Narbona, del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, y Yolanda Melero, del CREAF.

“Estas especies viven muy cerca, en la sierra de Collserola, pero Barcelona les supone una barrera ecológica impenetrable”

En Barcelona, las especies de mariposas más escasas son las que tienen menos capacidad para viajar y las más exigentes en la dieta, es decir, las que tienen orugas que se alimentan de sólo una o pocas especies de plantas. “Estas especies viven muy cerca, en la sierra de Collserola, pero Barcelona les supone una barrera ecológica impenetrable”, explica Claudia Pla-Narbona, técnica del Museo de Ciencias Naturales de Granollers.

De las 36 especies de mariposa presentes en Barcelona un tercio son muy abundantes, y los otros dos tercios tienen poblaciones muy escasas de individuos. “Si centramos los esfuerzos de gestión en los grupos de especies ausentes o poco abundantes, no sólo se aumentará el número total de especies, sino que tendremos una composición de la comunidad rica, diversa y equilibrada”, concluye Constantí Stefanescu, coautor del estudio, investigador asociado del CREAF e investigador del Museo de Ciencias Naturales de Granollers.

Llamamiento a voluntarios para identificar mariposas en la ciudad

El estudio se ha llevado a cabo gracias a los datos aportados por una treintena de personas voluntarias que participan en el Observatorio ciudadano de mariposas urbanas uBMS (Urban Butterfly Monitoring Scheme en inglés), un proyecto de ciencia ciudadana que desde 2018 realiza el seguimiento de las mariposas de Barcelona y Madrid, y desde 2021 también de Sabadell. Los datos que se han utilizado en el estudio son los recogidos en Barcelona en 2018 y 2019.

La uBMS hace un llamamiento a nuevos voluntarios para empezar la temporada de seguimiento en la ciudad de Barcelona este mes de marzo

“En el uBMS encontramos de todo, desde adolescentes y jubilados sin conocimientos previos en el mundo de los lepidópteros hasta personas que son unas cracks de las mariposas, pero todas ellas salen cada quince días con entusiasmo, desde marzo hasta octubre, para identificar y contar las mariposas que ven en alguno de los 27 parques y jardines que pueden escoger, mientras realizan un transecto fijo de 300 m y un paseo libre por el parque”, dice Yolanda Melero, coordinadora del uBMS, para explicar cómo se participa. “¡Este marzo comienza la temporada 2022 y cualquier persona se puede apuntar!”, anima Yolanda.

El proyecto está coordinado por el CREAF y cuenta con la colaboración del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Autónoma de Madrid, la asociación ADENC y Replantegem.

En la investigación también ha participado personal investigador del Museo de Ciencias Naturales de Granollers (MCNG), Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Te puede interesar:

Cambio climático: «Yo no pienso irme a Marte»

La banda sonora de las aves es cada vez más simple y monocorde