Celebramos el Día Mundial del Chimpancé, con una investigación en la que han descubierto que curan a otros miembros del clan. Esto no se había visto hasta ahora en ninguna otra especie

Alexander Piel, UCL y Fiona Stewart, Liverpool John Moores University

Los chimpancés de la comunidad de Rekambo, en Gabón (África Occidental), no dejan de sorprender. Para empezar, son conocidos por matar y comer tortugas, lo que les diferencia de cualquier otra comunidad de chimpancés. Ahora se les ha visto mostrar otro comportamiento único, que nunca se había visto antes a pesar de muchos años de minuciosa investigación.

En un nuevo estudio, publicado en la revista Current Biology, los investigadores han descrito cómo vieron a los chimpancés de Rekambo aplicar insectos en sus propias heridas abiertas y, lo que es aún más sorprendente, también en las de otros miembros de la comunidad.

Incluso por sí mismo, el tratamiento de las heridas con insectos es una observación innovadora, pero hasta ahora no se había visto en ningún otro animal, aparte de los humanos, tratar las heridas de otros.

Los humanos han estado utilizando remedios locales (como raíces, hojas, corteza y otros animales) como medicinas durante al menos 5 000 años, una práctica que se ha transmitido a lo largo de generaciones en sociedades de todo el mundo.

También hay algún uso de insectos en la medicina humana tradicional. Por ejemplo, se han utilizado sanguijuelas para limpiar heridas, babosas y caracoles para tratar inflamaciones, telas de araña para vendar heridas y pinzas de termitas para inyectar medicamentos bajo la piel.

¿Es posible, tal vez, que este uso cultural de las plantas y los animales para tratar las heridas y las enfermedades se haya heredado de un ancestro simiesco común de hace millones de años?

La automedicación en los animales

Al igual que en los seres humanos, la automedicación en los animales salvajes no es infrecuente: los individuos de una gran variedad de especies, incluidos los chimpancés, seleccionan determinados alimentos vegetales que contienen sustancias químicas conocidas para tratar las infecciones por parásitos.

Por ejemplo, las orugas ingieren toxinas vegetales cuando están infectadas por moscas parásitas, y los gorilas consumen una gran variedad de plantas que contienen compuestos conocidos e importantes en la medicina tradicional humana.

Algunas especies, como las hormigas de la madera, incluso se anticipan a la infección, añadiendo resina antimicrobiana de los árboles cercanos a sus nidos, lo que reduce la exposición de la colonia a los microbios.

Sin embargo, hasta la fecha, este comportamiento generalizado se centra casi siempre en la automedicación con material vegetal. Nunca antes se había observado el uso de insectos en las heridas.

Los chimpancés pioneros

Durante un período de 15 meses, a partir de noviembre de 2019, el equipo observó 76 heridas abiertas en 22 chimpancés diferentes. Hubo 22 eventos de aplicación de insectos por parte de diez chimpancés diferentes. En 19 ocasiones, se vio a varios individuos aplicando un insecto en una de sus propias heridas.

Cogían un insecto del aire, que inmovilizaban apretándolo entre los labios. A continuación, lo colocaban en una superficie expuesta de la herida y lo movían con las yemas de los dedos o los labios. Finalmente, extraían el insecto de la herida.

Pero el uso de los insectos no terminaba ahí. En un notable acto de “allocare” (cuidado de otro individuo) se vio a una madre aplicando insectos a la herida de su cría, y otros dos chimpancés adultos trataron las heridas de otro miembro de la comunidad.

Por qué es importante

Los investigadores aún no saben qué insectos se utilizaron, si tienen alguna propiedad química asociada o, lo que es más importante, si aplicarlos a las heridas tiene algún beneficio para la salud. Pero lo que sí saben es que el comportamiento de los chimpancés es extraordinario por varias razones.

En primer lugar, es probable que se trate de un ejemplo de comportamiento de alomedicación (medicar a otros) en simios, algo que nunca se había visto antes.

Los autores creen que se trata de un posible comportamiento prosocial, definido como aquel que beneficia a otro individuo. Los humanos nos caracterizamos por nuestra propensión a ser voluntarios, compartir y cooperar con los demás, pero no está claro si otras especies, especialmente nuestros primos más cercanos, también muestran este tipo de comportamiento.

Hay pruebas de prosocialidad en bonobos cautivos (nuestro otro pariente vivo), donde se les ha visto ayudar a un miembro no familiar del grupo a obtener comida durante una tarea experimental.

Pero hasta ahora, su presencia en los chimpancés es discutible. Sin duda, el estudio actual se encamina hacia el hecho de que compartan algunas tendencias prosociales con los humanos.

En segundo lugar, la automedicación se asocia desde hace tiempo a la ingestión de plantas con propiedades medicinales específicas. En un estudio reciente, se demostró que los orangutanes mezclan saliva con hojas de plantas que contienen propiedades antiinflamatorias y se las aplican en varias partes del cuerpo, lo que constituye el primer caso registrado de automedicación tópica en animales.

Pero nunca antes los científicos habían observado que los chimpancés (o cualquier otro animal) se “trataran” esencialmente una herida, ni que se aplicaran otras especies animales.

En ese sentido, las observaciones destacan por lo que hacen estos chimpancés y por cómo lo hacen. Comúnmente conocido como “unción”, frotar un material, objeto o sustancia en una superficie corporal se ha observado en numerosas especies.

Los mamíferos son especialmente conocidos por frotarse contra los árboles y las rocas o las frutas y los artrópodos para captar un olor particular, y se ha visto que las aves capturan y frotan milpiés en su plumaje, probablemente para disuadir a las garrapatas.

En los primates, el comportamiento de unción también está muy extendido. Todavía no está claro si los chimpancés de Rekambo se frotan de hecho los insectos. Pero como se dirigen exclusivamente a las heridas abiertas, sugiere que bien podría ser un acto de medicación.

¿Y ahora, qué?

La identificación y el análisis de las especies de insectos utilizadas por los chimpancés de Rekambo serán fundamentales para revelar la finalidad y la eficacia de este nuevo comportamiento de medicación. Quizá se descubra que los insectos de Gabón tienen propiedades curativas o antiinflamatorias, al igual que las plantas utilizadas por los orangutanes.

Por último, aunque no se puede discutir la diversidad cultural en los chimpancés, los de Rekambo siguen destacando por su singularidad. Cabe preguntarse qué más nos depararán estos chimpancés.The Conversation

Alexander Piel, Lecturer in Anthropology, University College London, UCL y Fiona Stewart, Lecturer in Wildlife Conservation, Liverpool John Moores University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.