Aunque la pelusilla de los melocotones pueda parecer un rasgo evolutivo aleatorio en realidad tiene una función muy concreta

Muchas personas no quieren comer los melocotones sin pelar porque les da repelús la pelusilla que los recubre. Pero esta pelusilla, conocida técnicamente como «tomento», no es solo un rasgo característico, sino que también tiene una función biológica importante.

La superficie peluda de los melocotones se utiliza como mecanismo de defensa y disuasión contra los molestos insectos que quieren alimentarse de su carne y poner huevos en ella. Los pelos impiden que los pequeños insectos se posen en la superficie irregular de la fruta. La pelusilla del melocotón no sólo ayuda a proteger su sabroso interior de los insectos hambrientos, sino que también evita que la fruta se pudra. La piel fina y la pulpa tierna del melocotón son un botín fácil para los microorganismos del moho.

La pelusilla también ayuda a proteger al melocotón de diversas condiciones adversas del medio ambiente, como la radiación ultravioleta y el exceso de calor. Actúa como una especie de «protector solar» natural, reflejando parte de la radiación solar y manteniendo la fruta más fresca, ya que reduce la pérdida de agua, ayudando a mantener la humedad en el fruto. Al contrario, estos pelos especializados mantienen alejada la humedad cuando llueve e impiden que se asiente en la superficie de la fruta. Es algo que puedes comprobar sumergiendo melocotones en agua para ver cómo la pelusilla forma burbujas de aire porque repele la humedad. La pelusilla no los hace impermeables, pero retrasa el que se mojen y comiencen a pudrirse.

Estos microscópicos filamentos pilosos son incluso protección suficiente frente a algunos seres humanos, ya que las alergias al melocotón pueden producirse como reacción a la pelusilla o piel de la fruta y no a su jugoso interior. Las personas con intolerancia al componente rPru p 3 pueden consumir melocotones sin piel, pero la pelusilla puede provocar reacciones anafilácticas graves en algunas personas.

melocotón

Un solo gen para tener pelusilla

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de la planta, los melocotones tienen una vida relativamente corta cuando se recogen en comparación con otras frutas, ya que duran unas dos semanas desde que crecen en el árbol hasta que se convierten en papilla. En comparación, otras frutas, como las nectarinas, son básicamente melocotones sin la pelusilla. La diferencia entre ambos radica en un solo gen. Las nectarinas son el resultado de una mutación genética que hace que el fruto sea liso.

Como ocurre con todas las frutas, la categorización de los melocotones como auténtica fruta es complicada. Desde el punto de vista taxonómico, el melocotón es una drupa, un tipo de fruta caracterizada por una parte exterior carnosa que encierra una única cáscara que contiene una semilla en su interior. Otras drupas conocidas son los aguacates, las cerezas, las nueces y las almendras.

En realidad los melocotones pertenecen a la familia de las rosáceas, junto con sus primas la fresa y la rosa común de jardín. Si miras los pétalos de una rosa de cerca, también encontrarás pelusilla. Precisamente en esta familia se encuentran la mayoría las frutas y flores que producen alergias. Pero si no eres alérgico, un solo melocotón proporciona el 15% de las necesidades diarias de vitamina C y el 6% de las de vitamina A, además de tener fibra, antioxidantes y propiedades antiinflamatorias.

En el interior del hueso del melocotón te encontrarás una semilla similar a una almendra. ¡No te lo comas! Contiene un compuesto llamado amigdalina, que puede descomponerse en ácido cianhídrico (cianuro de hidrógeno) cuando se consume. Aunque tendrías que comer una gran cantidad de estas semillas para morir envenenado por cianuro, sí es probable que te sienten mal, y pueden ser peligrosas para los niños.