Los coyolobos son híbridos de coyote y lobo (con algo de perro), y actualmente se cuentan por millones en el este de Estados Unidos y Canadá

Los habitantes del este de Canadá y EEUU probablemente estén familiarizados con este inteligente y adaptable cánido salvaje que vive en sus bosques, parques vecinales e incluso ciudades. Lo que quizá no sepan es que los llamados «coyotes orientales» no son coyotes. Es mejor llamarlos híbridos o coywolves, y han aparecido como respuesta a la expansión del ser humano en los hábitats naturales.

Los coyotes aparecieron hace aproximadamente un siglo y desde entonces se han extendido con éxito por gran parte del este de Norteamérica. La deforestación, la caza y el envenenamiento mermaron la población de los lobos orientales originales, que entonces se cruzaron con coyotes. El primer coyote o «coywolf» oriental apareció hacia 1919 en Ontario (Canadá). Hoy en día, material de ADN de lobo ha aparecido en excrementos de coyote aún más al sur, en Virginia.

El híbrido, o Canis latrans var., pesa unos 18 kilos más que los coyotes puros, tiene las patas más largas, la mandíbula más grande, las orejas más pequeñas y la cola más tupida. Es parte lobo oriental, parte lobo occidental, coyote occidental y con algo de perro (razas grandes como Doberman Pinschers y pastores alemanes). Hoy en día, los coyotes ya tienen una cuarta parte de lobo y una décima parte de perro.

Las ventajas de ser híbrido

Esta mezcla de genes contribuye a que el híbrido coyolobo tenga tanto éxito que ahora sus ejemplares se cuentan por millones. A los coyotes no les gusta cazar en los bosques, pero los lobos lo prefieren. El mestizaje ha dado lugar a un animal experto en cazar presas tanto en terreno abierto como en zonas densamente arboladas. Incluso sus aullidos se parecen a los de sus antepasados los lobos. La primera parte de un aullido se parece a la de un lobo (con un tono grave), pero luego se convierte en un aullido más agudo, parecido al del coyote.

El ADN canino podría incluir incluso cierta tolerancia al ruido de las ciudades. Al menos 20 viven ahora en Nueva York, y otros se han visto en Washington D.C., Boston y Filadelfia. El hecho de que los coyolobos puedan reproducirse con lobos y perros significa que no encajan del todo en la definición de nueva especie, pero eso puede cambiar. Los coyolobos son una asombrosa historia de evolución de las especies que está ocurriendo en directo.