Las personas subestiman el poder que tienen las conversaciones profundas con desconocidos y cómo estas hacen que nos sintamos mejor

Muchas veces nos han dicho de pequeños “no hables con extraños”, aunque cuando nos hacemos mayores la cosa cambia. Un nuevo estudio llevado a cabo por la Asociación Estadounidense de Psicología y publicado en la revista  Journal of Personality and Social Psychology, ha descubierto que las personas disfrutan más charlando de temas profundos con desconocidos que con alguien de confianza.

Los seres humanos somos sociables por naturaleza. Necesitamos crear conexiones y contar nuestras vivencias para sentirnos mejor. La mayoría de las personas elige a alguien cercano para desahogarse, pero ¿qué pasaría si probáramos con gente que no conocemos tanto?

Nicholas Epley, profesor de ciencias del comportamiento en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago y coautor de la investigación, diseñó con su equipo una serie de doce experimentos con más de 1.800 participantes. Pidieron a varias parejas, principalmente extraños, que tuvieran conversaciones profundas y también superficiales.

Antes de empezar, los participantes vaticinaron cómo de incómodas pensaban que serían las cuestiones, cómo de conectados se sentirían con su interlocutor, y cuánto disfrutarían de la conversación. Al final del proceso calificaron los resultados.

Más conexión, mayor placer

Las preguntas superficiales incluían temas típicos como “¿cuál es el mejor programa de televisión que has visto en el último mes?” o “¿qué piensas del tiempo que hace hoy?”. Por otro lado, las más profundas aportaron información más personal del tipo “¿puedes contarme qué te pasó cuando lloraste alguna vez delante de otra persona?” o “si una bola de cristal pudiera decirte la verdad sobre ti mismo, tu vida, tu futuro o cualquier otra cosa, ¿qué te gustaría saber?”.

Los expertos concluyeron que, en general, se produjo mayor conexión y disfrute de lo que esperaban los sujetos, pero sobre todo durante las conversaciones profundas. Éstas también fueron más agradables y con mayor conexión. Al principio, los participantes esperaban encontrarse mejor con la charla superficial, pero cambiaron de idea después de probar con las dos opciones.

Si las conversaciones profundas son mejores y las personas en estos experimentos dijeron que querían tenerlas, ¿por qué no lo hacemos más a menudo? Los investigadores sugieren que puede deberse a que la gente subestima el interés de los extraños en conocer sus pensamientos y sentimientos más profundos.

Expectativas mal enfocadas

Según Eply “la gente pensaba que revelar algo significativo o importante sobre ellos mismos en la conversación produciría miradas en blanco y silencio, pero descubrieron que esto no era cierto en una conversación real». El autor indica que los seres humanos tienden a corresponder a sus interlocutores en la conversación. Si compartes algo significativo e importante, es probable que obtengas algo significativo e importante a cambio, lo que lleva a «una conversación considerablemente mejor”.

En los ensayos finales se analizó si tener expectativas más concretas sobre el interlocutor aumentaba el interés de las personas a la hora de tener una charla más profunda. Les dijeron que se imaginaran hablando con una persona cariñosa e interesada en saber más acerca de ellos, y con otra indiferente y desinteresada. Los que esperaban hablar con la persona interesada eligieron preguntas más profundas que los que querían hablar con alguien indiferente.

Las expectativas de los participantes acerca de las conversaciones más profundas no iban muy desencaminadas, pero estaban mal enfocadas. Los investigadores insisten en que debemos ser conscientes de que a los demás también les gusta tratar asuntos personales y, de esta forma, podemos lograr interacciones más agradables por ambas partes.

REFERENCIA

Overly Shallow? Miscalibrated Expectations Create a Barrier to Deeper Conversation