Un estudio realizado con niños de entre 6 y 13 años encuentra que prefieren  un robot con aspecto de maceta antes que un humanoide para cuidar de sus abuelos

Más del 97%  de los niños del estudio estuvo de acuerdo en que el robot maceta Tessa podría ayudar a los ancianos y el 86% pensó que también sería útil en la casa de sus propios abuelos. Sin embargo, el humanoide Pepper tuvo más rechazo

La población en Occidente envejece a velocidad de meteoro, aumenta la esperanza de vida, pero también el Alzheimer, las demencias y el arsenal de afecciones vinculadas al deterioro cognitivo, el envejecimiento de la máquina humana de pensar.

Cada vez son más las propuestas de desarrollar robots asistenciales (sobre todo en Japón) que puedan ocuparse de los mayores un 100% del tiempo, e incluso que puedan mostrar emociones. Cuestionados o no, se ocuparán con precisión de reloj de darles la pastilla exacta que tienen que tomar, prepararles un menú saludable e incluso recordarles el nombre de sus hijos sin agotarse jamás.

De qué puede ocuparse un robot

Este diálogo, de la película “Un amigo para Frank”, da una interesante pincelada sobre lo que el robot ya puede hacer.

  • El robot: No deberías beber eso, Frank. No es bueno para la gota.
  • Frank: No tengo gota.
  • Robot:  No tienes gota. Todavía.

El robot de Frank estaba programado para ayudarle a comer sano y a hacer ejercicios mentales y físicos. Y Frank termina estableciendo un vínculo emocional con el robot difícil de evitar. No es raro. Nuestra especie tiene tendencia a humanizarlo todo, incluso hay quien pone nombre a su aspiradora.

Los niños aceptan robots para cuidarnos

En estos días, científicos de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología han llevado a cabo un interesante estudio en diversas ciudades para conocer la relación de los niños con los robots. Les pidieron que evaluaran dos robots asistenciales para ancianos. Lo primero que encontraron fue que respondían mejor a los robots simples con forma de maceta que a los robots humanoides tipo Pepper.

El estudio de las interacciones de los niños con los robots se llevó a cabo en una feria de ciencias noruega que se celebra en todas las grandes ciudades.

Roger A. Søraa, investigador de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) y su equipo del Departamento de Neuromedicina y Ciencia del Movimiento pusieron a prueba dos robots asistenciales programados para atender a personas ancianas.
Uno de ellos era el robot Pepper, que es una figura parecida a un humano de 120 cm de altura.


Pepper puede hablar y mantener conversaciones sencillas. Puede ser entrenado para percibir cuando alguien cae y notificar el sistema de alarma, por ejemplo. Puede proporcionar seguridad a las personas mayores que viven solas y que son un poco frágiles.

Tessa la maceta

Este robot está diseñado simplemente como una maceta con ojos. Se llama Tessa.

¿Cómo puede una maceta contribuir al cuidado de los ancianos? Tessa es un avatar físico  y está desarrollado para las personas con demencia que viven solas.
Por ejemplo, Tessa puede aprender a reconocer los hábitos de la persona con la que vive.  Si el refrigerador no se abre a la hora habitual, Tessa puede recordarle a la persona que ya es hora de desayunar. Si el despertador no suena a la hora habitual, puede avisar a la familia etc. Para las personas con demencia que se olvidan y se confunden con la hora, un recordatorio así puede ser útil.

Pepper gusta menos

«Las actitudes de los niños hacia los robots son relativamente positivas y curiosas, pero pensaban que Pepper daba un poco de miedo. Probablemente tiene que ver en parte con que es bastante grande y de la misma altura que algunos de los niños», dice Søraa.

Cuando los robots tienen una tarea clara, como Tessa el robot de las macetas, se vuelven menos intimidantes ya que podemos entender más fácilmente qué van a hacer, y eso nos tranquiliza. La investigación también ha demostrado que cuanto más se parece un robot a un humano, más aterrador se vuelve», dice Søraa, refiriéndose a la hipótesis de Uncanny Valley.

El fenómeno de Uncanny Valley sugiere que la aceptación de los robots disminuye cuanto más se parecen a los humanos. Podemos sentirnos «engañados» cuando nos damos cuenta de que no es un ser humano, sino otra criatura.

Tessa les resulta mejor para los abuelos

Los niños se mostraron muy positivos sobre la ayuda del robot de maceta Tessa. Más del 97% estuvo de acuerdo en que Tessa podría ayudar a los ancianos y el 86% pensó que  también sería útil en la casa de sus propios abuelos.

A los niños les gustaba la idea de una maceta parlante o una planta robótica que tuviera la tarea específica de recordar a los ancianos las comidas y todo tipo de actividades.

Tuvieron más dudas respecto a Pepper.   Mientras que el 76% estaba de acuerdo en que Pepper podía ayudar a los ancianos, sólo el 60% pensaba que sus propios abuelos se beneficiarían de la ayuda de Pepper.

«Esta diferencia podría explicarse por la forma en que los niños perciben a sus propios abuelos como relativamente aptos», dice Søraa.

Una cita de uno de los niños fue: «Creo que [los robots] podrían ayudar a mi bisabuelo porque es bastante olvidadizo y vive solo».