La sopa primordial que dio origen a la vida en la Tierra pudo haber tenido un ingrediente extra no reconocido previamente: una «matrona molecular» que desempeñó un papel crucial en el proceso que llevaría a las primeras biomoléculas grandes a montar sus bloques de construcción. Así lo señala un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Sus responsables, un grupo de químicos del Instituto de Tecnología de Georgia (Atlanta, EE.UU.), añadieron una molécula de etidio a nucleótidos de ADN, y descubrieron que se formó la famosa doble hélice.
Según uno de los miembros del equipo, Nicholas Hud, se han encontrado moléculas en meteoritos antiguos que sugieren que la Tierra prebiótica fue rica en compuestos con una estructura similar.
Redacción QUO
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