El tráfico de órganos tiene los días contados en Europa. El Parlamento Europeo ha aprobado la directiva de trasplantes que extiende el modelo español a los 27 países de la UE. La directiva supone «una condena explícita al tráfico ilegal de órganos», en palabras de Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, ONT, ya que obliga a cada estado miembro a crear en un plazo de dos años un organismo oficial que funcione de forma similar a esta organización.

¿Por qué cortocircuita esta iniciativa cualquier intento de comercialización con órganos? La razón es que el modelo español está basado en un principio básico, el altruismo en la donación. Además, los centros que realizan la intervención deben estar acreditados por la ONT, de manera que en España no se realiza ni un trasplante que no se haya autorizado por esta organización. La eficacia del sistema se complementará en breve con una modificación del Código Penal que establece severas penas para quien «promueva o facilite» el tráfico de órganos y también para el paciente que, conociendo su origen, «consienta la intervención». Con esta directiva «el fantasma de la comercialización desaparece», concluye Matesanz.

Por una vez, España es referente para Europa y lo es en medicina. La implantación del modelo español supone una alternativa solidaria al americano que permite el pago por un órgano, lo que favorece que la persona que lo necesita, y dispone de medios, lo busque en cualquier punto del mundo, por lejano que esté. Europa no va por ahí. El modelo ideado a finales de los 80 por Matesanz salvará la vida de una 14.000 personas al año, ya que los donantes se duplicarán y, según las previsiones de la ONT, los hospitales europeos podrán hacer 42.000 trasplantes año frente a los 28.000 que se realizan en la actualidad.

Sin embargo, aun con el aumento de un 50% en el número de trasplantes que se prevé dentro de cinco años, algunos enfermos seguirán eternizándose en las listas de espera. Ni en España, con la tasa de donación del mundo más alta de mundo, 34,4 donantes por millón de habitantes, hay órganos suficientes para cubrir las necesidades de la población. Ante esta escasez, la medicina ha comenzado a explorar alternativas, como el trasplante renal de donante vivo, con buen resultado. El año pasado tuvo un incremento en España de un 50%; el de hígado de donante vivo creció un 3,6%. Hace diez años ni se contemplaba esta posibilidad, pero si algo ha demostrado la medicina en este ámbito es que es capaz de superar todas las barreras. De hecho, en España se ha trasplantado un corazón a un niño de ochos días y un hígado a otro de 16 días. ¿Quién imaginaba hace cinco años que llegaría a trasplanterse el rostro completo? Se ha conseguido en Barcelona y «el resultado es espectacular», en palabras de Rafael Matesanz.

El próximo trasplante «espectacular» lo realizará Pedro Cavadas con el equipo del Hospital La Fe de Valencia. Consistirá en implantar dos piernas a un paciente que las tiene seccionadas por el muslo. A debate entre la comunidad científica está el trasplante de pene. Hay una duda técnica: ¿Será un pene con funciones plenas? Es decir, ¿tendrá erecciones? El otro debate es ético: ¿Debe implantarse un pene a un hombre que lo tiene seccionado, si esta persona pueda realizar las funciones fisiológicas con normalidad? Matesanz no es partidario, aunque aventura que se hará en Estados Unidos, igual que se implantan brazos enteros, mientras en Europa se opta por colocar una prótesis.

Redacción QUO