Pues sí, aunque no lo parezca. Cuando hace calor perdemos líquido: el sudor. La superficie de la piel necesita refrigerarse continuamente, lo que incrementa el aporte sanguíneo y la transpiración –parecido a cómo se refrigera un motor–.
Este incremento del flujo a la piel provoca un importante intercambio térmico que sube mucho nuestra temperatura. En ese punto, la entrada de agua extremadamente fría da lugar a su absorción prácticamente instantánea en el tubo digestivo y a su traslado inmediato a la superficie de la piel, para la refrigeración. Es decir, apenas da tiempo a que se recupere el líquido perdido.
Pedro J. Cañones
Secretario General de la Sociedad Española de Medicina General
Enviada por Joaquín, correo electrónico
Redacción QUO
Revelado el rostro de una hembra neandertal de 75.000 años de la cueva donde la…
Los científicos descubren rasgos cancerígenos en la aterosclerosis, lo que abre la puerta a nuevos…
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…