En España se producen unas 25 muertes súbitas al año en menores de 35 años que practican deporte. Sólo uno de cada mil fallecimientos por muerte súbita se produce en jónes, pero a partir de los 40, la cifra se dispara. En este grupo de edad, la mayoría mueren de infarto, es decir, por la obstrucción de un coágulo de una de las arterias coronarias que irrigan el músculo cardiaco.

¿Cómo saber si podemos practicar ejercicio intenso con absoluta seguridad? Los especialistas recomiendan que las personas que practiquen deporte intenso, como correr maratones, se hagan las mismas pruebas que los deportistas profesionales: todos los años, un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo, y cada dos, una ecografía. Si esta no proporciona información suficiente, se recurre a una resonancia magnética. La ITV cardíaca cuesta 250 euros (50 del electro y 100 cada una de las otras dos pruebas) y es ineludible para quienes se apuntan a hacer deporte después de años de sedentarismo, el grupo con mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón.

Si una persona ha tenido sensación de mareo o se ha desamayado en alguna ocasión practicando deporte es suficiente para acudir a un médico a hacerse un chequeo. Son los prlmeros indicios de un problema cardíaco. Antonio Puerta, jugador del Sevilla, siguió jugando después de haber sufrido estos síntomas en varias ocasiones.

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Electrocardiograma. Registra la actividad eléctrica del miocardio.

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Ecocardiografía. Muestra la estructura cardíaca y cómo circula la sangre.

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Prueba de esfuerzo. Detecta cómo se adapta el corazón al esfuerzo intenso.

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Resonancia magnética. Permite diferenciar distintos tipos de tejidos.

Redacción QUO