Científicos del Centro para la Innovación en Neurociencia y Tecnología de la Univesidad de Washington, han descubierto la forma de ver como se forman la palabras en el cerebro humano: mirando en lo más profundo. Un avance que podría permitir algún día a las personas mudas «hablar». El estudio ha sido publicado en la revista especializada Journal of Neural Engineering (ANI).

De esta forma, se sigue caminando hacia un objetivo en el que muchas personas quieren creer: la posibilidad de leer la mente humana. No en vano, años atrás se han llevado a cabo experimentos como los de la CIA (MK Ultra, etc.,), cuyo principal (y no único) objetivo era poder leer la compleja mente humana.

Rebuscando en lo más profundo del cerebro, los investigadores americanos, a través de las zonas de Wernicke y Broca –zonas primarias del lenguaje– han conseguido ver las señales que originan la formación del habla.

Pero… ¿cómo?

Pues mediante el usos de unos electrodos, los científicos lograron identificar la zona cerebral involucrada en crear los 40 sonidos que forman el idioma anglosajón. Fue entonces cuando, para su asombro, descubrieron que cada uno de esos sonidos que forman la lengua inglesa tiene su propia señal. Esto se traduce en que esta característica podría hacer que un programa de ordenador leyera lo que una persona quiere decir a través de sus pensamientos.

Y… ¿podrán leer nuestra mente?

Según Erick Leuthardt, director del equipo de investigadores:»lo que hemos demostrado es que el cerebro no es el cuadro negro que creian las generaciones pasadas. No voy a decir quepuedo leer la mente de alguien. No puedo. Pero ahora tengo pruebas de que sería posible».

El mismo Leuthardt halló también que el cerebro procesa la misma clase de señal –aunque claramente diferenciada– cuando se pide a los voluntarios pensar en sonidos, lo que hace pensar a los médicos implicados que algún día podrán llegar a leer los pensamientos privados de las personas como tanto han deseado en la historia organismos como la CIA o personas como Rockefeller.

Redacción QUO