Generalmente los pacientes con TDAH presentan conflictos en sus relaciones interpersonales. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas más comunes en la infancia. No siempre se resuelve durante la adolescencia y persiste, en la edad adulta, en el 30 al 50% de los casos.
Entre los síntomas frecuentemente reportados por 92% de los adultos con historia de TDAH durante la infancia, están las dificultades para concentrarse en un estímulo u objeto, cambiar el foco de atención y terminar las tareas.

Los componentes hiperactivos son menos frecuentes e incluyen interrupción permanente de las tareas, dificultad para esperar turnos, así como inquietud y movimiento excesivo. En general, los adolescentes tienen un buen número de problemas escolares y los adultos muchos conflictos en el trabajo.

Algunas personas diagnosticadas con TDAH residual suelen buscar atención médica y/o psicológica. Lo hacen por una o varias de las siguientes razones:
Viven muchos problemas laborales severos, cambian constantemente de actividad laboral o sienten que en su trabajo no los promueven rápido, a pesar de ser aparentemente eficientes.
Tienen conflictos en sus relaciones interpersonales y de pareja.
Además, se sienten frustrados porque no alcanzan sus metas; solo consiguen un poco de lo que se proponen.

Un factor que reduce el reconocimiento de TDAH, especialmente en casos de hiperactividad, es la comorbilidad o alteraciones asociadas. Más de 50% de los sujetos diagnosticados con TDAH presentan algún trastorno psiquiátrico, por ejemplo, dificultades afectivas, ansiedad, problemas de aprendizaje, uso de drogas, problemas de conducta, etc. En adultos y adolescentes los trastornos asociados pueden ser más sobresalientes que el TDAH.
En el diagnóstico, es necesario distinguir si se trata de alteraciones crónicas y permanentes o si están asociadas con alguna situación particular, como angustia, depresión, ansiedad o uso de fármacos.
En los adultos se han identificado cinco grupos de síntomas diferentes: problemas con activación y organización para el trabajo; dificultad para mantener o sostener la atención (constantemente sueñan despiertos o se distraen al escuchar o ver).
Además dificultad para mantener la energía y el esfuerzo (son inconsistentes en su producción); malhumor y sensibilidad a la crítica; problemas de memoria (se autoclasifican como olvidadizos).

¿Tengo TDAH?
Para llegar a un diagnóstico preciso se requiere una evaluación profesional.
El diagnóstico se hace sobre síntomas observados en situaciones múltiples.

Redacción QUO