Una infusión de estramonio empieza provocando visión borrosa y falta de equilibrio y, en los casos más graves, puede acabar en coma o en infarto de miocardio. Álvaro López, de 20 años, fue uno de los jóvenes que bebió la infusión en una fiesta clandestina en el caserón abandonado a las afueras Getafe el fin de semana pasado. Tuvo la suerte de que un amigo suyo, viendo su estado, lo llevó a urgencias. Le salvó la vida. A dos de sus compañeros, Pablo y Alberto, el estramonio se los llevó por delante.
Con solo un vaso y transcurrida media hora aparecen las alucinaciones. Esa inmediatez ya la conocían en el Imperio Romano, donde la utilizaban las adoradoras del Dios Baco. También la conocen bien los agricultores y ganaderos porque el estramonio crece en los campos como maleza y saben que tienen que tener cuidado. De hecho, lo llaman popularmente revientavacas por sus consecuencias letales en estos animales.
¿Por qué tienen un efecto tan rápido? Alberto Borobia, especialista de la Unidad de Toxicología del Hospital de La Paz de Madrid explica con lenguaje médico que se debe a “los efectos anticolinérgicos que tienen la gran cantidad de alcaloides que contiene el estramonio: atropina, escopolamina e hiocionamina”. En lenguaje Quo apunta que “lo que hace es paralizar la acción de un neurotransmisor, la acetilcolina, que tiene relación, por ejemplo, con el movimiento de los músculos”. Puede bloquear los músculos de los ojos, por eso se dilatan las pupilas, y también el músculo cardiaco, y producirse un infarto de miocardio”. Una vez han revasado los alcaloides la barrera craneoencefálica “pueden aparecer convulsiones y disminuir el nivel de conciencia hasta provocar un estado de coma”.
Sus semillas se convierten en un cóctel explosivo si se mezclan con alcohol o con otros estupefacientes. “Para los casos más graves utilizamos un antídoto, la gisostigmina, que revierte los efectos, pero normalmente no hace falta recurrir a él” añade Alberto Borobia. Si la persona intoxicada acude a urgencias, “se le hace un lavado gástrico y se utiliza carbón activado para impedir que los alcaloides se absorban en el intestino, además de otras medidas básicas, como mantenerlo hidratado”.
No es la primera vez que los seis hospitales con unidades de toxicología clínica que hay en España tienen que atender a jóvenes intoxicados con estramonio. En 2004 se registraron casos en la “ruta del bacalao”, y algunos casos con efectos similares, aunque no por esta sustancia, han ido goteando en los últimos años. El doctor Borobia recuerda el caso de una familia sudamericana que había tomado una infusión de una sustancia de herbolario “buena para el colesterol y la tensión”, según les dijeron. Las alucinaciones las sufrieron primero los hijos, después el padre y la madre, y finalmente hasta la abuela.
Redacción QUO