Investigadores de la Universidad de Copenhague han probado con éxito en ratones, un nuevo tratamiento que provoca una notable pérdida de peso y suprime el ansia por comer. Y la base de esta terapia, para la que se inspiraron en los nadadores que se bañan en aguas heladas en pleno invierno, es el frío.

El objetivo era buscar una sustancia farmacológica que pudiera activar los llamados receptores del frío, imitando los efectos que provocan los baños de agua helada, y así estimular la llamada grasa marrón, que contribuye a quemar más calorías.

Y, efectivamente, los investigadores identificaron un receptor del frío llamado TRPM8, y la sustancia que lo activaba, la icilina. Aunque, en contra de lo que creían, dicho receptor no estaba en la propia grasa marrón. Se encontraba en la superficie de la piel, y estaba conectado con la grasa mediante conexiones nerviosas.

Pero aunque el tratamiento basado en icilina efectivamente hacía que los ratones gastasen más energía, el resultado no fue tan espectacular como se esperaba, y la pérdida de peso fue menor de lo deseado. Por eso, los investigadores probaron a combinar dicho tratamiento con una segunda alternativa: activar también los receptores de la nicotina.

Uno de los efectos de la nicotina es el de inhibir el apetito. Y los investigadores identificaron una sustancia llamada dimethylphenylpiperazinium, capaz de activar dichos receptores. De esta manera, combinándola con la icilina, consiguieron el efecto deseado: que la pérdida de peso fuera considerable. De hecho, los ratones que recibieron las sustancias combinadas para activar simultáneamente los receptores del frío y de la nicotina, perdieron un 12% de peso en tan solo veinte días.

Fuente: Science Daily.

Vicente Fernández López