No es cualquier tontería. Según informa el portal Infosalus.com es la segunda causa de muerte, siendo la primera entre mujeres. Para que os hagáis una idea, al año alrededor de 130.000 personas lo sufren, de las cuales 80.000 fallecen o padecen algún tipo de discapacidad (lo que supone un 60%).
El ictus es también conocido como un accidente cardiovascular y engloba a otros términos que hemos escuchado de forma habitual como «trombosis o embolia» (obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral), «derrame» (que implica su rotura) o «apoplejía» (la suma de la dos anteriores). Si el cerebro no recibe la sangre que necesita para funcionar o esta se interrumpe de forma inesperada es cuando el paciente esta sufriendo el ictus, el cual puede derivar en limitaciones en las capacidades funcionales de los pacientes.
En España 300.000 personas se encuentran en esta situación y es la primera causa de dependencia en adultos en nuestro país. Desde reducción de la movilidad corporal, un déficit visual o sensitivo, hasta una alteración de la sensibilidad o dificultades para hablar (también conocido como afasia). Para evitarlas, es necesario actuar en las 4 horas y media siguientes de haber notado los primeros síntomas. Nuestro cuerpo nos avisa, pero ¿cómo?
Pérdida de movilidad o sensibilidad
Si media parte de tu cuerpo, ya sea la izquierda o la derecha, no puede moverse es síntoma de que hay un problema. Si a esto se une una falta de sensibilidad, es mucho más probable que haya un ictus.
Pérdida de habla y visión
Si no eres capaz de hablar de forma correcta, te cuesta expresarte y la gente no puede entender lo que dices. Otro signo es que pierdes la visión de forma total, parcial o esta aparece de forma repentina tras unos minutos.
Otras sensaciones extrañas
Un dolor de cabeza repentino sin razón aparente, sensación de vértigo, inestabilidad, desequilibrio o confusión.
Si te das cuenta de que te está ocurriendo esta situación o ves que algún familiar, amigo o persona en la calle esta en esta situación, es imprescindible llamar a urgencias lo antes posible. Incluso si los síntomas remiten, se recomienda que al menos un médico pueda valorar tu estado de salud.
¿Cómo evitar un ictus?
Son consejos básicos que implican ante todo abandonar una vida poco saludable. Factores como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial o tener el colesterol alto pueden ser determinantes para sufrir uno. Si a esto le sumamos malos hábitos como fumar o beber alcohol en demasía, y que somos incapaces de movernos del sillón, estaremos ante un cocktail perfecto para formar parte de la lista de afectados.
Por ello, trata de cambiar a una dieta saludable para mejorar tu calidad de vida y la de tu corazón, haz ejercicio regularmente (al menos 30 minutos diarios), evita el consumo de tabaco y controla el riesgo cardiovascular con visitas regulares al médico (sobre todo si cumples todos estos factores y tienes más de 65 años). Y cómo no, cuídate para no desarrollar problemas de tensión arterial, colesterol o diabetes, que son bombas de relojería para sufrir un ictus.
Alberto Pascual García