El pasado mes de octubre, Canadá se convirtió en el segundo país del mundo en legalizar el consumo recreacional de cannabis, después de que Uruguay lo hiciera primero en 2013 (aunque no comenzó a venderla hasta 2017). Aún así, existen en el mundo al menos otros 13 países que contemplan algún tipo de regulación para su consumo (por pequeña que sea). En el caso de España, por ejemplo, se permite hacerlo solo en privado y ya han sido varios los intentos de generar debate en el Congreso para crear una legislación más integral, pero por el momento ha caído en saco roto (y eso que somos el país de la Unión Europea donde más cannabis se consume, al menos un 9.5% de la población afirma haber fumado en el último año). Pero el hecho de que se comience a abrir la mano, por muy lento que sea el proceso, no quita que se ponga en relieve los problemas de salud que puede acarrear su consumo habitual.
Un último estudio publicado en la revista Epigenetics, realizado por el Centro Médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, ha querido hacer hincapié en unos resultados que pueden relacionar directamente fumar marihuana con una calidad deficiente de semen. La investigación se hizo con un espectro muy pequeño, apenas 24 hombres, pero por primera vez encontraron evidencias de que altas concentraciones de THC (tetrahidrocannabinol) en orina correspondían con un bajo conteo de espermatozoides y un descenso de su vitalidad (este compuesto es el que provoca a quien fuma ese estado de «colocado»).Para que os hagáis una idea de la diferencia entre quienes fuman y los que no: de los 24 participantes, los 12 no fumadores duplicaban la concentración de espermatozoides de quienes sí lo hacían.
El estudio también demostró que los fumadores habían mostrado unos cambios epigenéticos notables en el ADN de los espermatozoides que, en otras investigaciones realizadas sobre esta materia, apuntaban a que podría desencadenar en la formación de cáncer. Para quien no controle el término, son cambios reversibles del código genético que hacen que unos genes se expresen o no, dependiendo siempre de condiciones exteriores, en este caso, por ejemplo, el consumo de marihuana. Al parecer, el THC estaría alterando a cientos de ellos, los cuales están involucrados en procesos como ayudar a los órganos del cuerpo a alcanzar su tamaño completo o en el crecimiento normal durante la juventud.
A pesar de que existen varios cánceres relacionados con este tipo de problemas, el estudio no ha dado con evidencias de que los futuros papás puedan concebir a un hijo con problemas de salud. Pero, eso sí, quieren advertir sobre ello: «Ante la falta de un estudio más amplio y definitivo estudio, el mejor consejo es tener en cuenta que los cambios están ahí, en el esperma. Como precaución, yo aconsejaría dejar de consumir al menos 6 meses antes de tratar de concebir», advierte Susan Murphy, líder del proyecto. Y es que, estos cambios son reversibles, por lo que una persona volvería a tener un semen de buena calidad dejando de fumar marihuana.
Fuente: ScienceDaily
Alberto Pascual García