Las causas concretas del autismo siguen siendo un enigma, aunque se sabe que puede existir cierta predisposición genética a padecer este trastorno, y que la hiperconectividad del cerebro también puede desempeñar un papel esencial.
Un equipo del Instituto Salk, en California, acaba de dar un nuevo paso en la lucha por intentar desvelar los secretos del autismo, y ha realizado un hallazgo que podría ayudar a diagnosticar de una forma más efectiva este trastorno.
Los investigadores tomaron células dela piel de ocho personas con autismo, y de cinco individuos que formaban un grupo de control. Las muestras fueron cultivadas en laboratorio y manipuladas para transformarlas en células madre (es decir, con capacidad de transformarse en células de cualquier tipo), con objeto de convertirlas en células nerviosas.
Se usaron marcadores para monitorizar la actividad genética de dichas células durante las distintas etapas de su desarrollo. Y lo que se observó es que en las procedentes de personas con autismo, se activaba la expresión de dos genes (que ya habían sido vinculados con este trastorno), que hacían que se desarrollasen mucho más rápidamente y que acabaran siendo más grandes, que las de los voluntarios del grupo de control.
El estudio tiene limitaciones. Principalmente, que la muestra de voluntarios era muy reducida, y que las células se cultivaron fuera del organismo de las personas. Pero, sus resultados pueden servir para comprender un poco mejor el complejo proceso por el que se desarrolla el autismo.
Fuente: IFL science.
Vicente Fernández López