A la hora de crear una rutina para hacer ejercicio, no todos somos iguales. Algunos nos despertamos más tarde y es en la noche cuando estamos más alertas. Otros tienen el ciclo inverso y les basta la primera luz diurna para que se levanten como muelles.
Pero no todo es tan sencillo. También hay que saber cuál es el objetivo de cada rutina para, según la ciencia, hacerla más efectiva. ¿Quemar grasa?, ¿más masa muscular?, ¿mejorar la resistencia aeróbica? Y, por si esto fuera poco, están nuestros horarios. Puede que, según el objetivo perseguido, sea más eficaz media hora por la mañana que una hora por la noche. O viceversa.
Vamos por turnos entonces.
Entrenamiento aeróbico.
Este tipo de rutina es la más adecuada para la pérdida de peso y mejorar el consumo máximo de oxígeno. La mayoría de los estudios sugieren que el mejor momento para este tipo de ejercicio, es por la mañana. Por otro lado, a lo largo del día tendríamos menos apetito, las hormonas presentes colaborarían para que podamos mantener la rutina. Al mismo tiempo el ejercicio matutino incrementa los niveles de cortisol y nos sentimos más alertas y productivos a lo largo del día.
Entrenamiento de fuerza
Este tipo de ejercicio genera una mejora en la fuerza y la potencia muscular, y provoca cambios en el metabolismo, dependiendo de la hora del día. En lo que a rendimiento se refiere, hay varios estudios que señalan que el ejercicio matutino produce efectos más beneficiosos en el entrenamiento de resistencia si se realiza por la mañana.
Por otra parte, si lo que se busca es potencia muscular, una investigación señala la noche como el mejor momento, ya que tanto la fuerza a esta hora, como los resultados obtenidos, eran mejores.
Entrenamientos breves
Existen muchos estudios vinculados a los efectos de diferentes tipos de rutina en los que varían el tiempo y la intensidad ya que la duración del ejercicio es particularmente importante. Muchos estudios han demostrado que el rendimiento a corto plazo cambia con diferentes tiempos de ejercicio. Además, el entrenamiento con ejercicios de corta duración, que mejoran el metabolismo, puede verse influido por varios factores, como el momento del día elegido. En este sentido, la mayoría de las investigaciones han demostrado que el ejercicio nocturno es mejor que el ejercicio matutino. (por ejemplo esta o esta, y una tercera) .
La realidad, finalmente, es que si solo tenemos tiempo para entrenar por la noche o por la mañana, los beneficios de realizar actividad física son muchos en ambos casos. Pero hay algunas claves que pueden ayudar a sacar más partido dependiendo de la elección.
Por la mañana:
Es fundamental ocupar un poco más de tiempo que por la noche, en calentar adecuadamente los músculos que han estado (se supone) inactivos.
Si de quemar grasa se trata un estudio señala que hacer ejercicio temprano por la mañana, con el estómago vacío, permite quemar hasta un 20% más de grasa, pero atención: esto también puede producir deshidratación, bajadas de presión y otros efectos, así que hay que ejercitar también la precaución.
Por la noche:
El ejercicio eleva nuestra temperatura corporal y eso puede hacer que nos cueste más conciliar el sueño y un buen descanso puede ser tan importante como un buen entrenamiento.
Juan Scaliter