A pesar de que la gran mayoría de los hombres tienen un tamaño estándar, su medida no deja de ser un asunto tan subjetivo como obsesivo. Por eso, con el auge de la cirugía plástica cada vez son más los que se animan a acudir a consulta para pedir algún centímetro extra, sin que le importen los riesgos y sin conocer que algunos médicos están advirtiendo de una posibilidad más común de lo que hasta ahora se creía: que el pene quede desfigurado y, como consecuencia, impida mantener relaciones sexuales.
Alex Wanganapi, director ejecutivo de Kavieng General Hospital, en Papúa Nueva Guinea, asegura que ha sido testigo de varios casos. También el profesor Glen Mola, un experto en salud reproductiva en la Universidad de Papúa Nueva Guinea, asegura que desde hace diez años está observando complicaciones a causa de una mala cirugía, aunque ha sido en los últimos meses cuando han empezado a agravarse y a afectar a un número cada vez mayor de pacientes. Asegura que en algunos casos el daño es irreversible, provocando erecciones y relaciones muy dolorosas. Su consejo no es descartar la cirugía, sino que el paciente se asegure de ponerse en buenas manos y que el material utilizado sea de calidad.
¿Es necesario?
Aunque estos testimonios llegan de Oceanía, el consejo es universalmente válido. En Europa, en los últimos cinco años, las cirugías plásticas solicitadas por varones se han multiplicado por cien y, de ellas, una de las más habituales es el agrandamiento de pene.La mayoría de los examinados en consulta son totalmente normales, pero los hombres no dejan de preocuparse. La sociedad moderna y especialmente el cine asocian tamaño con virilidad, lo que acentúa más la eterna duda masculina: ¿será su pene normal?
En España, la técnica más utilizada en esta cirugía es la sección del ligamento suspensorio del pene, que es el que sujeta el pene desde el hueso púbico hasta la parte interna que se introduce en la región pélvica. Cuando los pacientes presentan también grasa infrapúbica, se les aconseja hacer una liposucción.