Los endocannabinoides son moléculas similares al cannabis que el cuerpo produce naturalmente para regular varios procesos diversos. Al igual que con el cannabis, los endocannabinoides influyen en el comportamiento alimenticio. Seguro que algún amigo os ha contado el hambre que da fumar marihuana.

Un equipo de investigación de la Universidad de California, ha descubierto que tener la señalización endocannabinoide hiperactiva en el intestino conduce a comer en exceso porque bloquea el aviso de saciedad que se le manda al cerebro.

Las señales entre nuestro intestino y nuestro cerebro controlan cómo y cuándo comemos los alimentos. Pero una dieta rica en energía puede alterar esas señales y contribuir a la obesidad.

Los investigadores detectaron una alta actividad de los endocannabinoides en los ratones que fueron alimentados con una dieta alta en grasas y azúcar durante 60 días. Y esa actividad excesiva previno la secreción colecistoquinina, un péptido de saciedad, una cadena corta de aminoácidos cuya función es inhibir el instinto de alimentarnos. Esto dio lugar a que los ratones comieran en exceso.

An employee arranges potted cannabis mother plants

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«Si se pudieran desarrollar medicamentos que la liberación de péptidos de saciedad no se inhiba durante la alimentación excesiva, estaríamos un paso más cerca de abordar la prevalencia de obesidad que afecta a millones de personas en el país y en todo el mundo», dijo Nicholas V. DiPatrizio, director del equipo de investigación.

«La investigación en seres humanos ha demostrado que comer asociado con una dieta sabrosa condujo a un aumento en los endocannabinoides», dijo Donovan A. Argueta, estudiante de doctorado en DiPatrizio.

Quieren en el equipo entender mejor cómo los componentes específicos de la dieta occidental, la grasa y la sacarosa, conducen a la desregulación del sistema endocannabinoide y la comunicación entre el cerebro y el intestino y «estudiar cómo los endocannabinoides controlan la liberación de otras moléculas en el intestino que influyen en el metabolismo».

Esther Sánchez