Un largo estudio estadístico de Thomas E. Getzen demostró que una población envejecida no necesariamente conduce a un mayor gasto en sanidad.

  • El usuario pagará parte de las prótesis externas (muletas, sillas de ruedas, collarines, etc.), pero no los implantes quirúrgicos internos, como prótesis de cadera, rodilla y mama.
  • El ciudadano pagará parte de los productos dietéticos y el transporte sanitario no urgente.
  • No se financian los fármacos para síntomas menores –antitusivos, protectores gástricos, descongestivos, etc.–, aquellos que estén por debajo de un cierto precio y los que compartan principio activo con otro fármaco que se venda sin receta.

Redacción QUO