Sucede cuando la sustancia entra en contacto con los nervios superiores de la boca. Uno de ellos, situado en la parte trasera de la garganta (impresiona a tus amigos con la palabreja: ganglio esfenopalatino) estimula el nervio trigeminal, el mayor de los nervios sensoriales que comunican la cara con el cerebro.
El resultado es ese característico dolor punzante centrado en la zona frontal media del cerebro.
Redacción QUO