En opinión de Lourdes Sánchez Investigadora del laboratorio de cibercultura CiberAV (Universidad de Granada), la ira de las redes sociales es un reflejo de la de la calle, no hay ni más ni menos que en el mundo real. Sin embargo, en ellas tiene dos características fundamentales: no es tan espontánea, al tener que expresarse en lenguaje escrito, y es consecuencia y causa a la vez de la construcción social de la información. Cada usuario se informa a través de la red y va aportando su visión y conocimientos, hasta crear una tendencia entre todos.
Twitter se presta más a la expresión del enfado porque es una red pública, en la que cualquiera puede verter opiniones contrarias, y porque su propio diseño, con elementos como los hashtags, favorece los temas de actualidad. Facebook y Tuenti se utilizan más para fomentar y cuidar amistades, y en ellos prevalecen los sentimientos positivos.
Por otro lado, la limitación a 140 caracteres favorece que el enojo se vuelva creativo y recurra a la ironía y al humor, que presentan un gran atractivo. Esa misma falta de espacio deja a su vez poco espacio a la reflexión con argumentos racionales.
Pilar Gil Villar