La polución de las ciudades mata, así de sencillo. Según un reciente estudio, un pequeño aumento en la concentración de algunos contaminantes atmosféricos presentes en el aire de las ciudades provoca un incremento en la mortalidad de sus habitantes.
Los autores de esta investigación, financiada por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea y publicada el pasado mes de diciembre en la prestigiosa revista científica The Lancet, concluyen que un aumento de cinco microgramos por metro cúbico de las llamadas partículas finas provoca un aumento de las muertes por ‘causas naturales’ en un 7%.
Lo peor de las conclusiones de este estudio reside en el hecho de que sus datos corresponden a un metaanálisis realizado sobre las base de 22 países europeos. Y en muchas de sus ciudades, al contrario que en otras españolas como Madrid o Barcelona, la contaminación ni siquiera supera el máximo nivel de contaminación permitido por la Unión Europea. Es decir, que también los habitantes de las ciudades con niveles inferiores de polución mueren más.
Lo coches causan cáncer
El estudio, como vemos, lleva ya semanas publicado on line. ¿Qué han hecho mientras tanto los responsables de las grandes ciudades? Pues absolutamente nada. Desde hace varios meses, concretamente desde octubre pasado, la contaminación está en la lista negra de la Organización Mundial de la Salud de los agentes causantes de cáncer. Y esta decisión tampoco ha provocado que nuestras grande urbes muevan ficha, mientras ambas cuentan con una moratoria de la UE para poder retrasar el control de sus emisiones contaminantes.
[image id=»64166″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Pero el hecho es que los ayuntamientos de estas dos grandes ciudades españolas tampoco han hecho ninguna actuación. Se considera que entre el 25% y el 70% de la contaminación urbana es responsabilidad del transporte, especialmente del coche privado. Sin embargo, todas las decisiones restrictivas sobre estos vehículos parecen chocar contra un muro social.
En el caso de Madrid, y a la vista de que los índices de contaminación superaban de manera continua los índices máximos europeos, se tomó hace tiempo una importante decisión: cerrar las estaciones de muestreo más conflictivas y trasladarlas a zonas de aire más limpio. Un engaño estadístico por el que los responsables europeos han pasado de puntillas.
Redacción QUO