Así lo parece, a la vista de la investigación realizada por el neurólogo itlaiano Nicolás Fayed. Según el especialista, los alpinistas podrían estar sufriendo un sutil daño cerebral cada vez que ascienden a una alta cumbre.

El estudio realizado por Fayed demostró la existencia de cambios en el tejido cerebral de las personas que practican este deporte. Concretamente, dichos cambios eran una disminución en el volumen y la densidad del tejido de dos regiones de cerebro, la cisura de Rolando y el tracto piramidal izquierdo.

¿Cuál es la causa? «Con casi total seguridad, la falta de oxígeno en las grandes alturas», afirma Fayed, «que produce dilataciones de vasos perforantes muy finos dentro del cerebro, y que podría ser una de las causas de infarto cerebral».

Vicente Fernández López