A la hora de quitar un tumor, los cirujanos se enfrentan a una gran dificultad: no pueden saber en el momento si todo el tejido afectado ha sido retirado. Tienen que esperar a un examen patológico posterior para asegurarse. Y si la intervención no tuvo éxito, el paciente es, otra vez, sometido a una nueva cirugía. Hasta la fecha, los cirujanos utilizan resonancias magnéticas y tomografías computacionales para intentar que no haya una segunda operación o que la radioterapia sea necesaria.
La respuesta a este problema llega de la mano de un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EE UU), del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la empresa Lumicell. Se trata de un líquido inyectable de color azul, llamado LUMO15, que vuelve fluorescentes a las células cancerosas, facilitando su detección por parte de los médicos. El LUMO15 no tiene efectos adversos según demuestran los ensayos con 15 pacientes sometidos a cirugía de sarcoma de tejidos blandos o cáncer de mama y cuyos resultados fueron publicados en Science Translational Medicine.
«El objetivo – explica David Kirsch, oncólogo y biólogo del cáncer en la Universidad de Duke y autor principal del estudio – es dar a los cirujanos una tecnología práctica y rápida que les permita escanear el lecho tumoral durante la operación para buscar cualquier fluorescencia residual” .
Por ahora los tumores iluminados con esta técnica no son visibles a simple vista y se precisa un dispositivo con una cámara sensible para ello que Lumicell ya está desarrollando y siendo testado en un estudio prospectivo con 50 mujeres con cáncer de mama. En breve otras instituciones médicas podrán probar la eficacia de esta tecnología.
Redacción QUO