Su primera risa, su primer llanto, su primera palabra… son momentos únicos que un padre o una madre difícilmente puede olvidar. Pero, ¿qué piensan ellos detrás de ese chupete de plástico y ese pañal enorme? ¿qué es lo que más valoran una vez el mundo se despliega y se embarcan en la aventura de descubrir sus múltiples olores, sabones, visiones, matices y sonidos? Hay una cosa que para ellos es y será a lo largo de toda su vida su prioridad número uno: la voz de su madre.

Es la conclusión a la que ha llegado un grupo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EEUU). En un estudio publicado recientemente en la revista PNAS describen los circuitos cerebrales subyacentes a la percepción de la voz materna. Para demostrar esta teoría, los investigadores valoraron la actividad cerebral de un grupo de 24 niños sanos con edades comprendidas entre los 7 y los 12 años. La resonancia magnética se realizó mientras los pequeños escuchaban palabras con una duración inferior a un segundo. Palabras sin sentido ninguno que fueron emitidas primero por sus madres biológicas y después por dos mujeres completamente desconocidas.

Los científicos vieron como la voz de la progenitora activaba en el cerebro de los niños muchas más regiones que las que se ‘iluminaban’ al oír otras voces distintas. Según explica el equipo de investigadores de Stanford, escuchar la voz de tu madre activa tus emociones, la memoria, el afecto y las recompensas. Además, también ayuda a impulsar las habilidades comunicativas y sociales de los niños.

Además de ayudar a comprender mejor las prioridades de nuestros infantes, los resultados de la investigación sirven como patrón para entender la percepción del habla en las personas autistas. Según explica Daniel A. Abrams, autor principal del trabajo e investigador en el departamento de Psiquiatría y Ciencias Comportamentales de la universidad estadounidense a la Agencia SINC, “el estudio proporciona así una importante base para comprender los déficits sociales y las dificultades para percibir el habla de los niños con autismo”.

Fuente: Agencia SINC

Redacción QUO