Algunas enfermedades autoinmunes se producen cuando un subconjunto de células B, que responden a firmas específicas de patógenos,identifican al propio tejido de una persona como exterior, provocando que el resto del sistema inmune los ataques. Actualmente, las estrategias para el tratamiento de este tipo de enfermedades, implican la inmunosupresión, lo que puede provocar que el paciente sea más susceptible a infecciones y a menudo experimentan una recaída después de tales tratamientos.
Investigadores de la Universidad de Pensilvania, del Instituto Dermopático de la Inmaculada (IDI-IRCCS) en Roma y del Instituto de Investigación en Biomedicinaen Suiza, han modificado células T para que sean capaces de identificar y matar aquellas células que funcionan mal, sin dañar aquellas que desempeñan su función correctamente. El trabajo, publicado en la revista Science, constituye un importante paso para actuar directamente en las células que provocan estas enfermedades, algo que no era posible hasta ahora.
El equipo, dirigido por Aimee S. Payne, se ha inspirado en una técnica utilizada con éxito para el tratamiento de la leucemia. Esta se basa en el cultivo de anticuerpos (antígenos quiméricos o CAR por sus siglas en inglés) que desencadenan una respuesta inmune y se unen a los patógenos que dañan las células T.Ellebrecht y su equipo han usado un acercamiento similar para dirigirse a patógenos específicos, o en el caso de enfermedades autoinmunes, a las células B anormales.
La técnica demostró su efectividad en ratones con la sorpresa de que las células T modificadas podían dividirse y proliferar, lo que sugiere que esta técnica tendría efectos a largo plazo.
Juan Scaliter
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