Se sabe desde hace mucho tiempo que los tumores sólidos, los que crecen como tejido sólido en el interior de un órgano, manipulan a los macrófagos, las células del sistema inmunológico «grandes comedores», para sus propios fines. “Recientemente – explica Martina Seiffert, responsable del estudio, en un comunicado –hemos visto más y más pruebas de que algo similar debe estar sucediendo en la leucemia”. Así, las células de leucemia, adquiridas por el paciente a través de la leucemia linfocítica crónica (CLL por sus siglas en inglés), sólo pueden sobrevivir si también contienen macrófagos o monocitos, los precursores de los «grandes comedores”, ya que estos le sirven como una fuente de alimentación.
En el estudio, publicado en Science Inmunology, el equipo de Seiffert ha descubierto cómo la interacción entre las células de leucemia y los monocitos se convierte en un catalizador para el desarrollo del cáncer. «Sabemos que el llamado receptor PD-L1 aparece con mayor frecuencia en la superficie de estas células nutritivas, y suprime la respuesta inmune – añade Seiffert – . Lo que tenemos aquí es un llamado punto de control inmune, que previene las respuestas inmunes excesivas”.

En la CLL, sin embargo, la respuesta inmune se suprime a tal punto que las células cancerosas pueden multiplicarse sin oposición. Además, los monocitos envían químicos vinculados a la respuesta de inflamación del sistema inmune, lo que apoyan aún más el crecimiento y la multiplicación de las células cancerosas. Estas, en su momento, envían mensajes a través de exosomas que las células transmiten a su entorno. Los exosomas son complejos multiproteicos capaces de degradar diversos tipos de ARNs, pero también actúan como la “cinta transportadora de los tumores”, es decir, el medio por el cual los tumores envían sus mensajes. Así, el hallazgo del equipo de Seiffert, abre el camino para nuevos enfoques de terapia.
Lo más relevante de la investigación ha sido descubrir cómo las células de leucemia pueden manipular a los monocitos. La respuesta se encuentra en los receptores PD-L1, una proteína que emite señales que “aceleran la respuesta inmune y crean condiciones de crecimiento favorables para las células de leucemia”, concluye Franziska Haderk, coautora del estudio.

Juan Scaliter