La neumonía es la tercera causa más común de infecciones que se presentan en los pacientes hospitalizados y provoca además infecciones del tracto urinario, infecciones de heridas e infecciones del torrente sanguíneo. En su forma más resistente a los medicamentos, se considera una de las llamadas «bacterias pesadilla».
Ahora, científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, aseguran haber descubierto cómo la bacteriaKlebsiella pneumoniae responsable de la neumonía, se las ingenia para burlar nuestras defensas y hasta los más poderosos antibióticos. La clave está en los sideróforos, unas moléculas que las bacterias utilizan para obtener un elemento imprescindible para crecer y reproducirse y que lo obtienen de nosotros: hierro. El verdadero problema es que los sideróforos de K. pneumoniae son cientos de veces más eficaces en su mecanismo para obtener hierro que las proteínas que producen nuestros propios cuerpos. Lo que es más, esta bacteria producen una especie de sideróforos que nuestros sistemas de defensa no pueden neutralizar.
Pero el equipo dirigido por Michael Bachman, ha demostrado que los sideróforos de K. pneumoniae son los que ayudan a la bacteria a invadir el cuerpo y propagar la infección. “Se trata de una bacteria que ha desarrollado nuevas maneras de conseguir hierro – explica Bachman –, y resulta que el mecanismo que utiliza también causa estrés celular durante las infecciones. Esa reacción desencadena una respuesta inmune que le dice a nuestro cuerpo que debe combatir la infección, pero también activa un mecanismo que permite a las bacterias escapar y viajar al resto del cuerpo”. Ese mecanismo, una proteína llamada HIF-1 alfa, normalmente ayuda a nuestros cuerpos a responder a los bajos niveles de oxígeno o de hierro. Pero cuando sideróforos K. pneumoniae se activan, empeora la infección. Exactamente cómo lo hacen, es todavía un misterio.
El nuevo hallazgo, publicado en mBio, podría ayudar en la búsqueda de fármacos para luchar contra la neumonía y otras “superbacterias». Una vía prometedora podría ser el desarrollo de estrategias para evitar que las bacterias envíen sideróforos o utilizar los sideróforos para llevar antibióticos a las células bacterianas. O, incluso puede ser posible crear una vacuna basada en sideróforos para enseñar el sistema inmune a atacarlas
«Este trabajo nos proporciona las claves necesarias para que podamos producir sideróforos, en lugar de sólo captarlos – concluye Bachman –. Ahora que sabemos que las bacterias provocan estrés celular simplemente mediante la secreción de sideróforos, podemos prevenir estos efectos si los neutralizamos»

Juan Scaliter