Cada vez son más las investigaciones que confirman el constante “diálogo”que se lleva a cabo entre las bacterias intestinales y el sistema nervioso central y destacan la importancia del mismo para el mantenimiento de la homeostasis cerebral y la plasticidad. Otros estudios han demostrado que los ratones que han nacido sin bacterias intestinales o a los que han privado de esta microbiota con tratamientos antibióticos, presentan anormalidades en el comportamiento relacionadas a diferentes enfermedades psiquiátricas.
La adicción a la cocaína y aotros psicoestimulantes representa una crisis de salud pública según un estudio. De hecho, las cifras globales hablan de más de 20 millones de consumidores solo de cocaína.

El desarrollo y la persistencia de las conductas adictivas vinculadas las sustancias estimulantes,proviene de una compleja interacción entre los genes y el medio ambiente, aunque los mecanismos precisos que lo provocan, aún no han sido claramente identificados. Lo que sí se ha podido determinar es la influencia de la microbiota intestinal en nuestra conducta.

Ahora, un nuevo estudio realizado por expertos de la Escuela de Medicina Icahn, del Hospital Mount Sinai, señala la relación entre la flora bacteriana y la cocaína. Los científicos trataron a un grupo de ratones con antibióticos para reducir sus bacterias intestinales. Luego se les suministró cocaína y, mientras que el grupo que no fue sometido al tratamiento antibiótico mostraba una sensibilidad ya conocida al estimulante, los roedores con menor presencia de bacterias, mostraban una mayor sensibilidad al mecanismo de recompensa y a los efectos en el movimiento, ambos vinculados al consumo de cocaína. “Este estudio – aseguran los autores en Nature – representa la primera evidencia de que las alteraciones en la microbiota intestinal afectan la respuesta conductual a ciertas drogas”.

Juan Scaliter