Los hombres solemos alarmarnos cuando se nos comienza a caer el cabello, y tratamos de buscar una solución al problema. Pero, tal vez, la mejor idea sea dejarlo caer, porque pudiera ser que el remedio sea peor que la enfermedad.
Y es que una nueva investigación realizada por especialistas de la Facultad de Medicina de la Universidad del Noroeste, en Chicago, ha revelado que los medicamentos que se emplean para tratar de frenar la caída del cabello aumentan el riesgo de sufrir impotencia.
Los investigadores analizaron los efectos de dos de los compuestos más utilizados contra la calvicie, dutasterida y finasteride (que es el que supuestamente utiliza Donald Trump), en más de once mil varones, y descubrió que casi el 2% de ellos comenzó a sufrir problemas permanentes de disfunción eréctil tras haber comenzado el tratamiento.
Y, lo que es más grave aún, dichos problemas de impotencia se mantuvieron después de haber dejado de consumirlos, durante un período que iba desde los siete meses a los cuatro años. La causa de este trastorno se debe a que ambos productos provocan el bloqueo de determinadas hormonas, entre ellas la testosterona, vital para el deseo sexual masculino.
En total, los investigadores calculan que los varones que siguen dichos tratamientos tienen un 4% más de riesgo de sufrir impotencia. Un riesgo que es mayor aún en aquellos que tienen un tipo sanguíneo A,B y AB, que quienes lo tienen el O.
Así que, ya sabéis: más vale calvos que… pues eso.
Vicente Fernández López