Cirugía electiva es aquella en la que el paciente tiene la oportunidad de sopesar todos los pros y contras de someterse a una intervención quirúrgica, y decidir si quiere llevarlaa cabo o si, por el contrario, prefiere someterse a otro tipo de tratamiento. En algunos casos, la posibilidad de recurrir a la cirugía electiva surge del deseo del propio paciente, como sucede, por ejemplo, en las intervenciones de estética. Pero, en otros, es el médico quien propone este tipo de tratamiento.
Pues, bien, la polémica acaba de estallar después de que Andrew Carr, cirujano ortopédico del Hospital de la Universidad de Oxford, haya afirmado durante su intervención en el Festival de la Ciencia de de Cheltenham, que no hay evidencia de que en muchos casos de cirugía electiva, la efectividad de las operaciones no vaya más allá de la de un simple efecto placebo.
Por supuesto, el especialista ha aclarado que no se refiere en ningún momento a la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, como las que se realizan para enfermos cardíacos o de cáncer, para trasplantar órganos… Y que sus palabras se dirigen exclusivamente a un tipo muy concreto de operaciones, como las que se llevan a cabo para implantar balones gástricos, para aliviar dolores en las articulaciones o para tratar algunos síntomas de enfermedades como la artritis.
Conviene recordar, llegados a este punto, que ya en 2002 un estudio realizado por la Facultad Médica de Baylor, en Gran bretaña, trató de evaluar la eficacia de la cirugía en pacientes con dolores graves de rodilla. El cirujano Bruce Moseley realizó un experimento, en el que operó a un grupo de pacientes, mientras que a otro les sometió a una falsa intervención. Es decir, el médico realizó las incisiones de rigor y las suturó como si realmente hubiera operado a dichas personas. Y el resultado fue que los miembros de ambos grupos experimentaron una mejoría similar, sin diferencias llamativas.
Profundizando en el sendero abierto por Moseley, el protagonista de la actual noticia, Andy Carr realizó en 2015 en colaboración con Ewa Roos, profesora del departamento de ciencias del deporte y de biomecánica clínica de la Universidad del Sur de Dinamarca, un estudio para comparar los resultados obtenidos mediante operaciones de artroscopia de rodilla en pacientes mayores, con los que resultaban de operaciones de cirugía-placebo. Y los resultados que dijeron obtener, es que los pacientes mejoraban en ambos casos.
Según Carr, los beneficios que se consiguen con este tipo de intervencionesson limitados, ya que solo se mantienen durante un período de tiempo relativamente corto. En su opinión es necesario realizar más estudios, porque se corre el riesgo de estar sometiendo a muchas personas a intervenciones que él considera innecesarias, ya que se podría conseguir resultados similares por otras vías.
Por supuesto, el tema de la cirugía placebo es bastante controvertido entre la comunidad médica. El motivo principal es que la mayoría de los estudios se han realizado con animales, y muy pocos se han hecho con humanos. Los detractores de esta práctica esgrimen, entre otras razones, que es poco ética, y que solo resulta moralmente permisible si el paciente es informado al término de realizarse el experimento, y se le ofrece la oportunidad de someterse a una intervención real si lo desea.
Sea como sea, es una polémica apasionante y, un tema fascinante para seguir investigando.
Fuente de la noticia original: The Guardian.
Vicente Fernández López
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