El 30 de marzo Alejandra (nombre ficticio) nació en dos veces. Primero, sacó la cabeza y los bracitos, y después el cuerpo entero. Alejandra fue la protagonista involuntaria del peculiar alumbramiento a vida o muerte. Para salvarle la vida hubo que operarla durante el el parto. La niña tenía una masa en el interior del tórax que rodeaba la tráquea y comprimía un bronquio, lo que le podría impedir respirar cuando naciera. Así que los especialistas del Hospital de La Paz, en Madrid, encontraron una solución: practicar un parto del tipo EXIT (Ex-Utero-Intrapartum-Treatment), un ejemplo de cirugía extrema. La intervención permite actuar sobre el feto durante el nacimiento manteniendo la circulación placentaria y solucionar problemas como el de Alejandra “incompatibles” con la vida, en opinión de los especialistas.

Con una ecografía y una resonancia magnética detectaron la malformación y, a partir de ahí programaron la intervención. Lo hicieron en la semana 30 de gestación, una vez que Alejandra ya podría sobrevivir. Le extrajeron la cabeza y los brazos con un procedimiento muy parecido a una cesárea, dejando en el interior del útero el resto del cuerpo. Durante ese tiempo, el útero permanece relajado, no se corta el cordón umbilical y se mantiene la circulación placentaria, con lo que el feto no necesita respirar. En estas circustancias el tiempo es oro. En diez minutos de intervención los cirujanos liberaron la vía aérea de la obstrucción que tenía y comprobaron con un endoscopio la permeabilidad del otro bronquio. Solucionado el problema, Alejandra ya podía nacer. Siempre podrá decir que lo hizo dos veces o en dos veces.

Redacción QUO