Una escena normal de cualquier bar en que se suene jazz en directo: luz tenue, guitarra, bajo, batería, piano. Pero además en este caso hay un hombre en el centro del escenario recostado sobre un cómodo sillón de cuero con un extraño casco con electrodos en su cabeza. Y no, no es un intruso, sino un miembro más de la banda.

Lo que lleva en la cabeza es un ‘encefalófono’, el invento cuyo propio creador, el doctor Thomas Deuel, toca. Este neurocientífico y músico es el padre de este artilugio que transforma ondas cerebrales en música y que, además de tener fines lúdicos, puede ser una herramienta para rehabilitar pacientes con enfermedades neurológicas.

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ee_at_9e2_short from Thomas Deuel on Vimeo.

El funcionamiento del ‘encefalófono’ es aparentemente sencillo. Decenas de electrodos registran un electroencefalograma, y las ondas resultantes se convierten en notas de música. Concretamente, este instrumento detecta señales procedentes del córtex visual y del córtex motor. Para la primera de estas zonas, el ‘intérprete’ debía abrir y cerrar los ojos, mientras que para la segunda la acción clave es imaginar cómo la mano derecha de la persona agarra un objeto.

En un artículo publicado en Frontiers of Human Neuroscience, Deuel asegura que las 15 personas con las que contó para que probaran su invento fueron capaces tocar el ‘encefalófono’ correctamente aun sin entrenamiento previo.

Más allá de lo sorprendente que pueda resultar, este invento abre un campo para la rehabilitación de enfermedades neurológicas mediante ‘biofeedback’, es decir, sistemas que, de alguna manera, dan un correlato de lo que pasa en nuestro organismo.

Igualmente, no es la primera vez que se intenta crear música con las ondas cerebrales, pues los primeros intentos datan de 1940 y han sido varios los científicos que han desarrollado sus propios dispositivos a tal efecto.

Por ejemplo, la estimulación de la corteza motora, una de las zonas con las que trabaja este instrumento, podría ser útil para la rehabilitación de pacientes que, por ejemplo, hayan sufrido un ictus. Esta zona (concretamente en la corteza premotora) se activa cuando imaginamos un movimiento o lo planificamos antes de realizarlo. Además en esta área también se encuentran las famosas neuronas espejo (aquellas que se activan cuando observamos un movimiento en otra persona), cuya estimulación también se ha revelado importante en pacientes que hayan sufrido un accidentes cerebrovascular. El doctor Deuel destaca, además, el componente lúdico de la actividad, de manera que la posibilidad de hacer música se puede convertir en un aliciente para realizar ejercicios de rehabilitación de forma más frecuente.

Redacción QUO