Vivir una experiencia traumática ya sea como protagonista o como mero actor secundario puede hacer que nuestro cerebro acabe envejeciendo más rápido de lo que debería, una velocidad que puede ocasionar que una persona ponga en su camino a la temida demencia senil o el Alzhéimer. Un daño que puede comenzar en la infancia e ir desarrollándose con el paso de los años, en la adolescencia y finalmente en la edad adulta. Los científicos creen que un cúmulo de situaciones de estrés hace que nuestro cerebro se inflame, lo que le convierte en más vulnerable a sufrir problemas de demencia senil a largo plazo. De hecho, la propia depresión que se deriva de este tipo de experiencias es otro de los factores que hacen a estas personas más proclives a desarrollar Alzhéimer.

La doctora María Carrillo, de la Asociación Estadounidense de Alzhéimer, apunta que el hecho de que este tipo de situaciones nos afecten desde edades tan tempranas hasta cuando somos bien adultos implica que «la demencia y la salud del cerebro deben ser consideradas como temas de toda una vida, no solo cuando envejecemos. Tenemos que empezar a pensar en la salud del cerebro desde el nacimiento”.

El estudio ha sido llevado a cabo por un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.), el cual ha recopilado datos de 1.320 personas con una edad promedio de 58 años. Todos ellos proporcionaron información sobre sus experiencias más estresantes en la vida y posteriormente participaron en pruebas de memoria y pensamiento. Los resultados apuntaron a que por cada evento traumático, el cerebro de los participantes caucásicos envejeció un año y medio, mientras que el del grupo de afroamericanos, lo hizo en 4 años. Esto explicaría por qué existen mayores problemas de demencia senil en este grupo étnico.

¿Cuáles son los principales escenarios traumáticos?

El grupo encargado del estudio ha acabado identificando un total de 27 tipos de situaciones que desde la infancia en adelante pueden llegar a ser estresantes para el individuo y, por lo tanto, dañar el cerebro. Son los siguientes:

  • Repetir un año en la escuela o instituto.
  • Ser expulsado de casa, la escuela o instituo.
  • Padres con problemas para encontrar trabajo, con dependencia a la bebida y a las drogas.
  • Abandonar la Universidad.
  • Ser despedido de un trabajo.
  • Llevar mucho tiempo en el paro.
  • La muerte de los padres, hermanos o hijos.
  • El divorcio de los padres.
  • Que tu pareja te engañe con otro.
  • Problemas con la familia política.
  • Accidente grave de un hijo.
  • Perder tu casa en un incendio o inundación.
  • Ataques físicos o violaciones.
  • Problemas legales serios.
  • Ser enviado a prisión.
  • Declararse en bancarrota o pérdida de poder económico o de propiedades.
  • Pérdida de bienestar económico.
  • Unirse a las fuerzas armadas.
  • Experimentar una situación de combate armado.

Fuente: DailyMail

Alberto Pascual García